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24 abril 2008

La liberesa Esperanza Aguirre

Extraño liberalismo el que predica a bombo y platillo la “eterna indecisa” Esperanza Aguirre.

El liberalismo ha sido siempre tradicional partidario de la no intromisión del Estado o de los colectivos en la conducta privada de los ciudadanos. Aquella máxima utilitarista de Stuart Mill de que cuando una acción no dañe a otros, las normas jurídicas no pueden prohibirla o legítimamente imponerla a nadie contra su voluntad parece que no tiene cabida en la filosofía de la lideresa.

En su carrera hacia el estrellato político, ahora Espe pretende “moralizar” a su antojo la medicina y ha decidido la entrada de los curas en los comités éticos de los hospitales, para que tengan voz y voto en temas como cuidados paliativos, reanimación, abortos, etc. Ya se sabe, aquellos que defienden lo de que Jesús no necesitó de cuidados paliativos son los que van a decidir ahora, por obra y arte de Esperanza, cuándo y en qué circunstancias se aplican. Los mismos que dijeron en su día que Franco “era un liberador”.

Porque Rouco Varela, actual presidente de la Conferencia Episcopal Española y firmante del acuerdo con la Comunidad de Madrid, representa a ese sector ultraconservador de la Iglesia que defiende este tipo de posicionamientos y que organiza manifestaciones ultranacionalistas para imponernos a los demás sus principios atávicos. Los que defendieron que morir clavado en una cruz durante tres días y con el costado atravesado por una lanza fue una muerte digna son quienes ahora han de diagnosticar la dignidad de las muertes de los enfermos terminales de la Comunidad de Madrid.

Apañados van los madrileños. ¿Y cuando sea un musulmán o un ateo declarado el que los solicite, también decidirá el de la sotana? Es especialmente en estos casos cuando más me alegro de haber nacido andaluz.

1 comentario:

Anónimo dijo...

La verdad es que sí que es un orgullo ser andaluz, sobre todo de SVQ ;0)...

"Espesita" sí es liberal, Jack, sobre todo en la parte individualista de enriquecerse y no importarle las capas menores de la sociedad, sintiendo que, uf, "menos mal que no soy parte de ellas"...

Me gusta la última frase, la de que si deciden también los de las sotanas frente a pacientes musulmanes o ateos.

Un abrazo.