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23 abril 2008

Hablando con veteranos suicidas

A las guerras no suelen ir nunca quienes las declaran. De la misma manera, las guerras jamás acaban en el propio campo de batalla. Las guerras dejan secuelas, huellas indelebles, que se las llevan a casa vencedores y vencidos por igual. Y después queda la siempre enojosa tarea de aprender a vivir con ellas. Pero eso, claro está, para quienes las ordenan cuenta poco, yo diría que nada.

Desde agosto pasado funciona en los Estados Unidos una línea de atención telefónica (línea caliente) dedicada a la prevención del suicidio entre los veteranos de guerra americanos. En este tiempo, la línea ha recibido más de 37.200 llamadas y se han realizado más de 720 rescates, algunos de ellos dramáticos.

La línea en cuestión forma parte del esfuerzo del Departamento de Asuntos de Veteranos por reducir el elevado número de suicidios que se producen entre los veteranos de guerra. Disponen de acceso a los expedientes médicos de los enfermos y de capacidad para combinar la respuesta con las emergencias locales y con servicios de seguimiento.

Según los expertos, se produce un promedio de 18 suicidios al día en una población de 25 millones de veteranos, de los que más de una quinta parte son cometidos por hombres y mujeres sometidos a tratamiento médico por dicho departamento.

La implantación de este servicio ha sido posible después de años de recibir duras críticas sobre el descuidado servicio que se suministraba a miles de heridos evacuados de las zonas de guerra de Irak y Afganistán. Muchos de los veteranos se quejan de las largas esperas a las que se ven sometidos a la hora de recibir sus prestaciones de invalidez y de la forma en que se trata a los soldados en situación de riesgo de suicidio. En concreto, más de 600.000 veteranos esperan un promedio de más de seis meses para cobrar las prestaciones de invalidez.

Según un estudio publicado por RAND Corporation, se estima que aproximadamente uno de cada cinco veteranos de Irak y Afganistán muestran síntomas de trastorno por estrés post traumático, lo que aumenta considerablemente el riesgo de suicidio.

La línea presta servicio 24 horas al día durante los siete días de la semana y supone una inversión de 3 millones de dólares anuales, además de los otros 2,9 millones del centro de investigación de salud mental de Canandaigua.

Casi la mitad de las llamadas recibidas en este período fueron de veteranos de guerra de Vietnam e Irak y alrededor del 30% de las mismas fueron realizadas por mujeres.

Al parecer, no es necesario que te mate en combate un proyectil enemigo, el horror debe ser tan grande que tú mismo te encargarás de ello un poco después.

Fuente The New York Times

7 comentarios:

iakitxu dijo...

quien preguntó "donde está el infierno? dentro de uno mismo, creo, el sentimiento de culpabilidad elevado a la maxima potencia más las imagenes del horror, se encargan de hacer la vida imposible a quien "vive" ese proceso. mi opinion libre y subjetiva, saludos jack

Anónimo dijo...

Curioso tu documento en un día en el que dónde yo vivo se siente sólo el amor ( por los demás y por los libros)
Hay tantos muertos entre los vivos que sobreviven a una guerra...demasiadas heridas que no pueden cicatrizar.
Es duro

Gregorio Verdugo dijo...

Gracias por vuestros comentaprios. El hombre es un animal que no acaba de arrepentirse nunca.

Anónimo dijo...

uff! la guerra, el lado más oscuro del bestiario humano.

Creo que las empresas de la guerra no pagan gastos médicos por la utilización de sus productos.

besos

iakitxu dijo...

ademas y hoy en día mas que nunca son un negocio redondo para los que manejan los hilos de la humanidad, aquellos que estan por encima de presidentes de gobierno y de mandamases, aquellos de los que nadie habla, ni ve, ni sabe. y los soldados y los civiles muertos ó vivos heridos y mutilados son numeros en una libreta, en una lista negra ó en un disco duro.

Anónimo dijo...

Pues es evidente que el control del mundo solo y exclusivamente esta en poder de las empresas armamentísticas (ellos deciden sobre presidentes, fronteras, guerras y paz y todos los etcs),el resto de los humanos solo somos sus ratones de laboratorio rezando para que no nos toque en la jaula rojo sangre.

Nos creemos nuestras democrácias y nuestros votos y nuestras voces solo para hacer el día a día más creible.

Gregorio Verdugo dijo...

Alguien me dijo una vez que las guerras no las ganaba nadie y tenía razón. Si seguimos concienciando a la gente es posible que tengamos una oportunidad. Es necesario que esa voz no se calle.
Un saludo.