El Vicepresidente de Transportes Urbanos de Sevilla (TUSSAM), Guillermo Gutiérrez, se despachó a gusto ayer ante los medios de comunicación a causa de la huelga que comienza mañana.
Tras pedir disculpas a los sevillanos por las molestias que acarreará la protesta, se quejó de los servicios mínimos nombrados por la Consejería de Empleo de la Junta de Andalucía, calificándolos de “demasiado mínimos”.
Arremetió contra el Comité de Empresa por su falta de predisposición al diálogo, alegando que “no ha solicitado una reunión ni antes ni después” y exculpó a la dirección de TUSSAM aduciendo que “no se ha podido hacer nada por evitar una huelga decidida desde enero”.
Negó tajantemente las acusaciones de los sindicatos de “incumplimientos sistemáticos del convenio colectivo” y aseguró, ante las acusaciones sobre el despido de dos trabajadoras que continúan encerradas en la Catedral de Sevilla, que “no se ha despedido a nadie, tenían un contrato temporal que ha terminado, como el de otras 130 personas”.
También tuvo su dosis para los propios integrantes de su partido, al calificar la huelga como “de marcado carácter político”, en alusión a los enfrentamientos internos en el seno del PSOE de Sevilla, y lo justificó con el hecho de que una de las reivindicaciones sea su propio cese, el del gerente, Carlos Arizaga de Pablo-Blanco, y el del Director de Recursos Humanos, Francisco Carrero. Manifestaciones estas últimas que se ha encargado de rectificar en el día de hoy.
Al parecer, el ínclito Guillermo Gutiérrez todavía no se ha enterado de que los Juzgados de lo Social de Sevilla han declarado despidos improcedentes por fraude de ley en la contratación los casos de las dos empleadas encerradas. Este no es el único ejemplo que demuestra la desmesurada obsesión de este señor por negarse a ver la realidad, de la que es partícipe y protagonista, tal y como es.
Puestos a pedir disculpas a los sevillanos, que las pida por las pérdidas continuas de viajeros de la empresa que dirige (más de un millón en el año pasado), por el exceso de gasto de más de ocho millones de euros del ejercicio pasado o por la situación de quiebra técnica económica de TUSSAM que hace su situación casi insostenible.
También debería explicarles a sus conciudadanos, y pedirles disculpas por ello llegado el caso, cuánto le cuesta a sus bolsillos la política implantada desde la dirección de la empresa de despidos sin justificación alguna, que luego son revocados por los tribunales competentes, y cuya resolución final se hace con dinero público de los contribuyentes.
Debería aclarar el señor Gutiérrez, porqué y quién es el responsable del enrarecimiento continuo del clima laboral en la empresa y de que, prácticamente, no exista el diálogo social con los representantes de los trabajadores. Debería desvelar quién es el impulsor de que la última etapa de la empresa sea en la que se ha producido la contratación a dedo, sin ningún tipo de selección, de más técnicos provenientes del exterior, cuando para entrar en ella como conductor se efectúan unas convocatorias públicas de empleo que son famosas en la ciudad por su dureza y nivel de exigencia.
Como vicepresidente que es, debería aclarar por qué no se ha producido en TUSSAM la tan deseada reestructuración, que ha sido solicitada reiteradamente incluso hasta por la Confederación de Empresarios de Sevilla, como requisito imprescindible para su viabilidad futura. O los elevados costes del Proyecto Metrocentro, donde se ha rectificado una y otra vez sobre cuestionadas decisiones empresariales, como el caso de las catenarias, cuyo reemplazo por farolas le va a costar a la empresa 223.000 euros, con el consecuente lastre presupuestario para la misma y los bolsillos del contribuyente, sin que hasta ahora se haya depurado ninguna responsabilidad.
Todo lo contrario, ante la grave situación económica de una empresa que da de comer a casi 1.500 trabajadores, se continúan adoptando medidas arbitrarias y de parche que, lejos de solucionar la situación, no hacen más que agravarla sistemáticamente. Como ejemplo, la aceptación por parte del consistorio del transporte gratis de viajeros al centro de la ciudad, como compensación a los comerciantes por las pérdidas producidas por las obras del Metrocentro. O aquel famoso reparto de 30.000 vales de viaje gratuitos que se efectuó en 2005 sin ningún tipo de justificación.
En definitiva, mucho calla el vicepresidente de TUSSAM de cuanto sabe, entre otras cosas el incumplimiento por parte de la dirección de la empresa de los acuerdos que provocaron la desconvocatoria de la última huelga en marzo de 2007 y que son la principal causa de enfrentamiento con la representación sindical. Lo curioso es que, con todo lo que habla y con lo que sube el pan cada vez que lo hace, todavía no se le ha escuchado una sola palabra de autocrítica hacia una gestión sospechosamente incompetente.
Tras pedir disculpas a los sevillanos por las molestias que acarreará la protesta, se quejó de los servicios mínimos nombrados por la Consejería de Empleo de la Junta de Andalucía, calificándolos de “demasiado mínimos”.
Arremetió contra el Comité de Empresa por su falta de predisposición al diálogo, alegando que “no ha solicitado una reunión ni antes ni después” y exculpó a la dirección de TUSSAM aduciendo que “no se ha podido hacer nada por evitar una huelga decidida desde enero”.
Negó tajantemente las acusaciones de los sindicatos de “incumplimientos sistemáticos del convenio colectivo” y aseguró, ante las acusaciones sobre el despido de dos trabajadoras que continúan encerradas en la Catedral de Sevilla, que “no se ha despedido a nadie, tenían un contrato temporal que ha terminado, como el de otras 130 personas”.
También tuvo su dosis para los propios integrantes de su partido, al calificar la huelga como “de marcado carácter político”, en alusión a los enfrentamientos internos en el seno del PSOE de Sevilla, y lo justificó con el hecho de que una de las reivindicaciones sea su propio cese, el del gerente, Carlos Arizaga de Pablo-Blanco, y el del Director de Recursos Humanos, Francisco Carrero. Manifestaciones estas últimas que se ha encargado de rectificar en el día de hoy.
Al parecer, el ínclito Guillermo Gutiérrez todavía no se ha enterado de que los Juzgados de lo Social de Sevilla han declarado despidos improcedentes por fraude de ley en la contratación los casos de las dos empleadas encerradas. Este no es el único ejemplo que demuestra la desmesurada obsesión de este señor por negarse a ver la realidad, de la que es partícipe y protagonista, tal y como es.
Puestos a pedir disculpas a los sevillanos, que las pida por las pérdidas continuas de viajeros de la empresa que dirige (más de un millón en el año pasado), por el exceso de gasto de más de ocho millones de euros del ejercicio pasado o por la situación de quiebra técnica económica de TUSSAM que hace su situación casi insostenible.
También debería explicarles a sus conciudadanos, y pedirles disculpas por ello llegado el caso, cuánto le cuesta a sus bolsillos la política implantada desde la dirección de la empresa de despidos sin justificación alguna, que luego son revocados por los tribunales competentes, y cuya resolución final se hace con dinero público de los contribuyentes.
Debería aclarar el señor Gutiérrez, porqué y quién es el responsable del enrarecimiento continuo del clima laboral en la empresa y de que, prácticamente, no exista el diálogo social con los representantes de los trabajadores. Debería desvelar quién es el impulsor de que la última etapa de la empresa sea en la que se ha producido la contratación a dedo, sin ningún tipo de selección, de más técnicos provenientes del exterior, cuando para entrar en ella como conductor se efectúan unas convocatorias públicas de empleo que son famosas en la ciudad por su dureza y nivel de exigencia.
Como vicepresidente que es, debería aclarar por qué no se ha producido en TUSSAM la tan deseada reestructuración, que ha sido solicitada reiteradamente incluso hasta por la Confederación de Empresarios de Sevilla, como requisito imprescindible para su viabilidad futura. O los elevados costes del Proyecto Metrocentro, donde se ha rectificado una y otra vez sobre cuestionadas decisiones empresariales, como el caso de las catenarias, cuyo reemplazo por farolas le va a costar a la empresa 223.000 euros, con el consecuente lastre presupuestario para la misma y los bolsillos del contribuyente, sin que hasta ahora se haya depurado ninguna responsabilidad.
Todo lo contrario, ante la grave situación económica de una empresa que da de comer a casi 1.500 trabajadores, se continúan adoptando medidas arbitrarias y de parche que, lejos de solucionar la situación, no hacen más que agravarla sistemáticamente. Como ejemplo, la aceptación por parte del consistorio del transporte gratis de viajeros al centro de la ciudad, como compensación a los comerciantes por las pérdidas producidas por las obras del Metrocentro. O aquel famoso reparto de 30.000 vales de viaje gratuitos que se efectuó en 2005 sin ningún tipo de justificación.
En definitiva, mucho calla el vicepresidente de TUSSAM de cuanto sabe, entre otras cosas el incumplimiento por parte de la dirección de la empresa de los acuerdos que provocaron la desconvocatoria de la última huelga en marzo de 2007 y que son la principal causa de enfrentamiento con la representación sindical. Lo curioso es que, con todo lo que habla y con lo que sube el pan cada vez que lo hace, todavía no se le ha escuchado una sola palabra de autocrítica hacia una gestión sospechosamente incompetente.
2 comentarios:
Cuanta basura se esconde debajo de las alfombras políticas....
La mediocridad es proporcional a la servitud a uno mismo.
Terrible ver lo que hay si hurgaramos aún más.
ánimo!
Yo no pienso callar, LP, es lo único que me queda.
Un abrazo.
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