Los obispos en campaña electoral

En una nota de la Comisión Permanente de la Conferencia Episcopal Española, de fecha 30 de enero, los obispos españoles, bajo la excusa de “estimular el ejercicio responsable del voto”, piden abiertamente a los católicos que no voten al PSOE, aunque no se nombre para nada a este partido.

Tras advertir que “no todos los programas son igualmente compatibles con la fe y las exigencias de la vida cristiana”, los obispos, citando palabras del Papa, aconsejan que “es preciso afrontar el peligro de opciones políticas y legislativas que contradicen valores fundamentales… como la defensa de la vida humana en todas sus etapas, desde la concepción hasta la muerte natural, y la promoción de la familia fundada en el matrimonio”.

También denuncian “Las dificultades crecientes para incorporar el estudio libre de la religión católica en los currículos de la escuela pública, así como el programa de la nueva asignatura, de carácter obligatorio, denominada Educación para la ciudadanía”.

Pero lo más llamativo, sin duda, es la alusión al terrorismo cuando manifiestan que “Una sociedad que quiera ser libre y justa no puede reconocer explícita ni implícitamente a una organización terrorista como representante político de ningún sector de la población, ni puede tenerla como interlocutor político”.

Finalmente, los obispos dan un toque de atención a los nacionalismos democráticos, utilizando palabras del Papa, según las que “es necesario tutelar el bien común de una sociedad plurinacional y superar decididamente las tendencias corporativas y los peligros del separatismo con una actitud honrada de amor al bien de la propia nación”.

Todos los alegatos que contiene la nota apuntan directamente al Gobierno y se enmarcan en la cruzada que la Iglesia mantiene contra el reconocimiento de Derechos Civiles que éste ha efectuado durante toda la legislatura; la ley de matrimonios homosexuales, la retirada de la religión como enseñanza obligatoria o la inserción de la asignatura Educación para la Ciudadanía.

Lo que más me llama la atención es que sus señorías utilicen el tema del terrorismo como argumento electoral, en concreto el diálogo con ETA. Que yo sepa, en las pasadas elecciones generales, los obispos no se pronunciaron al respecto, cuando José María Aznar, por entonces Presidente del Gobierno, mantenía negociaciones con el “Movimiento de Liberación Vasco”, utilizando como intermediario a José María Uriarte, a la sazón Obispo de San Sebastián.

Yo no soy católico, ni siquiera creyente. Tampoco sé si tú lo eres o no, cualquiera de las dos cosas. Pero, si lo fuera, me indignaría sobremanera la manera que tienen estos vividores de jugar con los sentimientos de las personas.

Me repugna el integrismo de la iglesia católica española, su afán desmedido por excluir a cualquier ser humano que no entienda la vida bajo sus dogmas de fe. Me repugnan posturas tan inhumanas como las que mantiene en el tema del preservativo y el SIDA, en el aborto y en la eutanasia.

Me asquea tanto fanatismo religioso y tanta intolerancia, porque soy consciente de lo que eso ha significado siempre en la historia de la humanidad. Pero lo que más asco me da de todo es que estos estafadores estén subsistiendo a costa de las arcas públicas y que no tengan escrúpulo moral ninguno para aceptar dinero el público que también proviene de los no católicos.

Me parece que ha llegado el momento de apostar por una sociedad laica, tal y como solicita Jueces para la democracia, y que la iglesia de este país sea mantenida íntegramente por los creyentes. Que se eliminen las clases de cualquier religión de los currículos escolares y que la enseñanza y la práctica de las mimas se reduzca al ámbito particular de cada ciudadano y de su libertad de credo. Que no se vuelva a mezclar la religión y el Estado, para que así aprendamos de una vez que es precisamente eso lo que ha hecho evolucionar a la especie humana.