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18 enero 2008

Empresas más humanas



El humanismo se postula como un factor decisivo en el modelo de gestión de las empresas y se está convirtiendo en la nueva razón económica para afianzar su posicionamiento en el mercado. La proliferación de los “clientes inteligentes” en la sociedad de la información, preocupados por los valores sociales, ha provocado que las empresas adopten estrategias globales de sostenibilidad y responsabilidad social para mantener sus cuotas de mercado. Ellos demandan productos inteligentes, donde lo social y lo ético se impone a las virtudes resaltadas por el marketing de producto tradicional.



Empresas sostenibles y con responsabilidad social

El concepto de humanismo científico y tecnológico emplea el término sostenibilidad en un sentido amplio que cobra nuevas dimensiones. Desde el enfoque humanista, la sostenibilidad abarca, además del medio ambiente, la solidaridad con los países más pobres, la salud humana, el patrimonio histórico y cultural y la ética.

Así, los productos que se lanzan al mercado y la conducta de las empresas que los fabrican no deben atentar contra ninguno de estos preceptos y han de ser respetuosos con el medio ambiente, llegar a todos los puntos del planeta para que los países pobres tengan acceso a ellos, ser sostenibles con la naturaleza y la salud de todos los seres humanos, respetar el patrimonio histórico y cultural como bien intrínseco a la humanidad y estar impregnados de una ética que tenga como base el respeto a la vida humana.

La gestión de los recursos Humanos

En el ámbito interno de la empresa se vislumbra un cambio cultural que incorpore el valor de la persona en el proceso productivo, una cultura empresarial asentada en la antroposofía, que preste más atención a los recursos humanos desde un punto de vista ético que apueste por la inteligencia de las personas que crean valor en el mercado.

La gestión empresarial se enfoca como “gestión del conocimiento, de la inteligencia y de las capacidades de las personas”, atendiendo a sus motivaciones, intereses y a su crecimiento como seres humanos. Dicha gestión ha de estar basada en los valores humanos reconocidos, donde el refuerzo de la autoestima, la capacitación profesional, el reconocimiento de la autonomía y del potencial creador e innovador de los empleados contribuyen a dignificar el trabajo y la propia vida.

Los programas globales de sostenibilidad de las empresas comienzan a integrar cada vez más el compromiso social y tienden hacia un equilibrio entre vida y trabajo como baza estratégica fundamental. Así se ofrecen medidas como el teletrabajo, la posibilidad de permisos y períodos sabáticos, los servicios de guardería, los espacios deportivos, la flexibilidad de horarios, etc. No se trata de altruismo social, sino de pura eficacia empresarial, bajo la que se esconde un claro trasfondo económico.

En la actualidad, estos beneficios sólo se ofrecen a quienes las empresas consideran “insustituibles”, en lo que se entiende como una terapia de urgencia para paliar la fuga de talentos, ya que la calidad de la cultura empresarial se está convirtiendo cada vez más en un factor decisivo a la hora de elegir empleo en las personas con talento. Las empresas se han percatado de que dicho tipo de personas prefieren la calidad de vida a los sueldos astronómicos y optan por intentar su implicación en el puesto de trabajo por esta vía.

El Merco, Monitor Español de Reputación Corporativa, es toda una referencia para las grandes compañías en la evaluación y gestión de intangibles y elabora un ranking anual donde se ve reflejada la posición de cada empresa en nuestro país.

Las tendencias de sostenibilidad y el beneficio de elaborar memorias que engloben estos principios y aplicarlas en el seno de las empresas están recogidos en el Global Reporting Initiative, reconocida por la Unión Europea, donde se ofrecen una serie de principios y métodos que aporten rigor y contenido a su puesta en práctica.

Barreiros, el caso español.

Eduardo Barreiros, el empresario orensano que en 1957 construyo en la localidad madrileña de Villaverde una fábrica que dio trabajo a más 17.000 profesionales, es el caso de empresario español pionero en estas cuestiones. Conocía los nombres de la mayoría de sus trabajadores, les proporcionó acceso a un servicio médico y muchos de ellos residieron en las casas cercanas a la fábrica que él les construyó.

En boca del historiador Hugh Thomas, que escribió una biografía sobre el empresario gallego, “Barreiros representó una autentica revolución social. Caminaba por la fábrica unos veinte kilómetros al día, hablaba a menudo con los obreros sobre sus planes, y organizaba cursos de formación sobre materias diversas. Aportó satisfacción, además de empleo, a miles de personas”.

Fuentes:

El humanismo científico y tecnológico desde la perspectiva de la sostenibilidad

Francisco Mata Cabrera

Profesor Asociado en el Área de Ingeniería Mecánica de la Escuela Universitaria de Almadén

Universidad de Castilla-La Mancha

Aplicación teórico-práctica de la ética en el marco de gestión empresarial: EROSKI un caso de estudio.

Mónica Gassent

Jornades de Foment de la Investigació

Universitat Jaume I

Sitios de interés:

El portal de los recursos Humanos

Capital Humano

Asociación Española de Dirección de Personas (AEDIPE)


4 comentarios:

Anónimo dijo...

Las tendencias apuntan a donde tu dices, sin embargo al igual que se comentaba en el otro post, el espíritu del señor rancio de bigote y traje nos persigue. O incluso uno peor, la versión Ibérica de la implementación del modelo americano en la empresa, de aspecto impoluto, en la que impera el marketing y la venta de humo por encima del producto y de los que lo generan. Alimentándolos a base de un estúpido argot saturado de anglicismos, puestos de trabajo de diseño y esperanzas estériles y poco dinero.
Lo triste es ver como las personas se sienten orgullosas de pertenecer a estas "sectas", por el hecho de pertenecer a algo, sentirse parte de algo, contar que se es parte de algo; rellenando el vacío con otro vacío.


Un saludo.

Gregorio Verdugo dijo...

Pues te puedo asegurar J, que quien se siente orgulloso de pertenecer a esas "sectas" por el mero hecho de pertenece a algo y no sentirse vacío no sabe lo que hace, porque dicha pertenencia no es más que un eufemismo, un disfraz bajo el que exprimirte el rendimiento. Las reglas de esas sectas son, por lo general, excluyentes y muy rígidas, una especie de canibalismo legal, un ellos se lo guisan y se lo comen, y para alguien que no tenga otro motivo que "sentirse peteneciente a" puede llegar a ser una experiencia muy dura y hasta denigrante.
Un saludo,

Anónimo dijo...

Hola Jack,
Se bien como funcionan las empresas de ese tipo, ya que he estado en alguna, en una de sus vertientes extremas. Mantener el pensamiento individual y la dignidad en ellas es un reto del que me enorgullezco, pero que termina pasando factura. La mejor forma de ganar un combate de éste tipo es no entrar en él.
Me apena ver a las personas que se integran, y sobre todo me apena ver que lo hacen para ser aceptados o "bien vistos" por la masa, para la que un traje, y un puesto en una empresa con nombre "que suena" es sinónimo de triunfador, y no de borrego.

No hablo desde el despecho, ya que considero que en ese aspecto he encontrado ya mi sitio. Pero como ya habrás percibido no hay nada que me joda más que el borreguismo y el pensamiento grupal.

Saludos.

Anónimo dijo...

aja! rebaños somos y algunos cabritos en pastores se convierten.

Dentro de la moralidad de las empresas ultracomprometidas se incluye la no utilización de mano de obra infantil o de inmigración a bajo coste? (probablemente no), ahora queda mejor el medio ambiente como limpieza de imagen.

J: así es lamentablemente la mayoria aceptan encantados trabajar para levantar su propio redil.

El pánico a la individualidad lo tiene un sistema frágil y es frágil xq sus cimientos estan construidos sobre fango.

besos
buen post y buenos comentarios.