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28 octubre 2014

Condenada a muerte por blasfemia en Pakistán

Asia Bibi es una jornalera del pueblo de Ittanwali en la provincia paquistaní de Punyab que fue detenida por primera vez en junio de 2009 tras ser acusada de blasfemia. Aunque no hay unanimidad sobre los detalles, algunas de sus compañeras de trabajo musulmanas se negaron a compartir con ella el agua por ser cristiana. Esto provocó una disputa, después de la cual al parecer sus compañeras le dijeron a un religioso local que había realizado comentarios despectivos sobre el profeta Mahoma. 

El religioso informó a la policía local, que la detuvo y la acusó de blasfemia. Ella niega las acusaciones y su esposo, Ashiq Masih, afirma que su condena se basó en "acusaciones falsas". Sin embargo, el juez que vio el caso "descartó totalmente" la posibilidad de cargos falsos y afirmó que "no había atenuantes". 

Fue condenada a muerte por un tribunal de Nankana (Punyab) el 8 de noviembre de 2010. El 16 de octubre pasado, el Tribunal Superior de Apelación de Lahore rechazó el recurso contra su condena. Activistas de derechos humanos han expresado su temor de que los jueces del Tribunal Superior de Lahore puedan haber rechazado el recurso por temor por su seguridad, ya que en el tribunal estaban presentes grupos religiosos que exigían la ejecución de la acusada.

Asia Bibi, de 45 años y madre de cinco hijos, fue condenada a muerte en aplicación del apartado 295-C del Código Penal de Pakistán por presuntos insultos al profeta Mahoma durante una pelea con una mujer musulmana. Las garantías de su juicio despiertan honda preocupación. 

Ella afirma que las pruebas de su presunta blasfemia, que fueron aceptadas por sucesivas instancias judiciales, eran falsas y que no pudo acceder a asistencia letrada durante su detención ni el último día de su juicio, en 2010. Su abogado sostiene que los cargos contra su clienta se basan en rumores. 

Asia Bibi ha estado prácticamente en régimen de total aislamiento por su propia seguridad desde que fue detenida en 2009. Su salud física y mental se ha deteriorado mientras ha estado detenida y en espera de ejecución, y sus familiares y abogados siguen temiendo por su seguridad. En diciembre de 2010, un destacado religioso islámico ofreció medio millón de rupias (unos 5.000 dólares estadounidenses) a quien la matara.

Asia Bibi no debería haber sido encarcelada, pues las leyes sobre la blasfemia no cumplen las obligaciones internacionales contraídas por Pakistán en materia de derechos humanos de garantizar la libertad de expresión y pensamiento, conciencia y religión. Con frecuencia, estas leyes se utilizan para dirimir disputas personales, y las personas acusadas de blasfemia suelen ser blanco de violencia. 

Según el derecho internacional, sólo puede imponerse la pena de muerte para "los más graves delitos", algo que se interpreta que hace referencia únicamente a los homicidios intencionales. Si bien nunca se ha ejecutado a nadie por blasfemia en Pakistán, desde que las leyes sobre la blasfemia entraron en vigor en su forma actual, en la década de 1980, decenas de personas de diferentes comunidades religiosas, incluidos musulmanes, han sido atacadas y asesinadas por particulares tras ser acusadas de blasfemia, en ocasiones bajo custodia.

El caso de Asia Bibi se ha convertido en emblemático porque muestra la injusticia de las leyes sobre la blasfemia de Pakistán y los riesgos letales a los que se enfrentan quienes las critican. El 4 de enero de 2011, el gobernador de Punyab, Salmaan Taseer, fue asesinado por uno de sus guardias de seguridad tras hacer campaña en favor de Asia Bibi y criticar las leyes sobre la blasfemia paquistaníes. El ministro para las Minorías, Shahbaz Bhatti, abierto crítico de las leyes sobre la blasfemia, también fue asesinado por los talibanes paquistaníes el 2 de marzo de 2011. 

Las leyes sobre la blasfemia de Pakistán han fomentado un clima de violencia por motivos religiosos, dirigida tanto contra minorías religiosas como contra musulmanes. Estas leyes suelen usarse para efectuar acusaciones maliciosas infundadas con el fin de resolver disputas personales por tierras o negocios. Están vagamente formuladas y la policía y el poder judicial las aplican arbitrariamente de tal manera que llegan a constituir hostigamiento y persecución tanto de las minorías religiosas como de los musulmanes. 

Ha habido numerosos casos de personas encarceladas por cargos de blasfemia que han muerto a manos de otros presos o de los guardias de la prisión. También fuera de la cárcel personas acusadas de blasfemia han muerto a manos de grupos parapoliciales. "Profanar el nombre del profeta Mahoma" es un delito que se castiga con la muerte en aplicación del apartado 295-C del Código Penal de Pakistán". 

El Tribunal Federal de la Ley Islámica, una de cuyas tareas es la revisión de las leyes para garantizar que se ajustan a la doctrina islámica, falló en 1991 que la pena por blasfemia sería la muerte, no la cadena perpetua, y confirmó este fallo en enero de 2014.

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