“Luego, claro está, siempre puede aparecer Rajoy para decir que hay que bajar impuestos, sin concretar nada, pero éste es el mismo tipo que ha estado extendiendo en el verano la acusación de las escuchas al PP. Qué se puede esperar de él.
Los conservadores británicos andan diciendo que si ganan las próximas elecciones, lo que es muy probable, van a tener que poner en marcha un fuerte recorte del gasto público, porque el déficit público es espectacular. Ni se atreven a descartar una subida de impuestos, aunque lo dicen con la boca pequeña, dado el penoso estado de las cuentas públicas.
Para entendernos, que un tory no descarte eso es como si el Papa no descartara que Dios no existe.
Pero estas cosas a Rajoy le dan igual. Él sigue en su nube, enganchado al Carrusel Deportivo.”
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Me preocupa el nivel de banalización que está alcanzando el clima político del país. La sociedad española anda descabezada, sin un referente claro al que asirse en tiempos tan complicados.
En situaciones como las actuales es cuando más se echa en falta una jerarquización adecuada de los valores que nos permita afrontar con mayores garantías los momentos difíciles.
Ahora es más necesario que nunca el resurgimiento de la sociedad civil, alguien con la suficiente cordura y sentido común como para poner a raya a los políticos y exigirles con determinación lo que se espera de ellos. Altura de miras y eficacia a la hora de afrontar los problemas de la gente, proximidad con los ciudadanos y no lo contrario, valentía y honradez.
Puede ser un buen momento, si lo intentamos. Si no, es probable que corramos es peligro de encharcarnos para siempre en la mediocridad.
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