cabecera_tipográfica_trans

10 octubre 2008

La cortina de humo de TUSSAM


El pasado día 4, la empresa Transportes Urbanos de Sevilla ( TUSSAM ), hizo su propuesta de tarifas para 2009, filtrada a propósito a Europa Press con la clara intención de crear polémica y pulsar a la opinión pública ante lo que el portavoz de la Asociación de Consumidores y Usuarios en Acción (FACUA) tildó de “verdadero despropósito”.

La subida propuesta situaría los precios de la empresa sevillana entre los más caros de las grandes capitales españolas, igualándose a Barcelona como la capital con un billete de autobús urbano más caro de toda España, y por encima de ciudades como Madrid, Valencia, Bilbao, Zaragoza o Málaga.

Las subidas, desde luego, no pueden ser más adecuadas para los tiempos de crisis que corremos. El bonobús de 10 viajes con transbordo sube un 20%, el sin transbordo un 30%, el billete univiaje un 18%, y la tarjeta mensual un 25%. Para más inri, pretenden que el abono gratuito de transporte para los mayores de 65 años pase a serlo sólo para aquellos que cobren menos de 1.500 euros mensuales de pensión (lo que no deja de ser un gesto de valentía política). A día de hoy, con las rebajas políticas de cara a la galería y demás, al final la tarifa sube el triple del IPC en una época donde la recesión marca la pauta y las dificultades afloran por día. Este es el tipo de sensibilidad que impera en estos tiempos.

La empresa justifica el intento de atraco a mano armada por la delicada situación contable propiciada por la brutal subida de los carburantes (fijada en un 35%) y el consabido incremento de la mano de obra (un 5%). Pero detrás de estas cifras alarmantes que provocan mareo se oculta una realidad bastante más flagrante, que viene siendo ya demasiado habitual, y que no es otra que el velo tupido de una nefasta gestión empresarial que se arrastra año tras año.

Hay una cosa que a mí no me cuadra nunca con los números de fantasía que estos próceres presentan siempre a quienes pagamos sus sueldos millonarios. Si, hasta ahora, el usuario paga el 40% del coste del viaje y el Ayuntamiento abona el 60% restante. Si, como ellos mismos se empeñan en argumentar, dentro de dicho coste está incluido el mantenimiento, los costes de combustible, de personal y demás. ¿Cómo es posible que la empresa acumule unas pérdidas tan desastrosas? Me lo expliquen.

Pero en esta país tan moderno, que por lo visto tenemos dinero público para salvarle el culo a los bancos especuladores, no podemos permitirnos garantizar el acceso a un bien de primera necesidad como es el transporte y la movilidad a precios asequibles a los menos pudientes. Amén de que la empresa se está cavando su propia tumba con tarifas tan desproporcionadas y un servicio a todas luces ineficiente.

Si tiramos de los propios datos que la empresa facilita en su memoria anual de 2006 (al parecer la de 2007 todavía no han tenido tiempo de subirla a la web), el 74% de los usuarios del servicio dispone de coche propio, con lo que la subida propiciará, con toda seguridad, que un buen número de ellos abandone el servicio, con el consiguiente aumento del tráfico privado y sus letales consecuencias. El 26% restante son lo que se denominan en el argot “clientes cautivos”, es decir, que no tienen otro medio de transporte que la empresa municipal. Hay que recordar que la explotación del Transporte urbano en Sevilla se presta en régimen de casi monopolio.

Lo que quiere decir que uno de cada cuatro viajeros de TUSSAM se verá obligado sin remedio a pagar las consecuencias de la subida. Toma democracia, toma sociedad del bienestar, toma política de izquierdas. Aquí salimos al rescate de los bancos, pobrecitos, pero no al de las personas.

TUSSAM siempre proporciona tema de conversación a la ciudadanía y casi nunca tiene que ver con lo que a ésta de verdad le interesa. Es la política de la cortina de humo permanente, el velo obnubilado para que no se vean las sucias telarañas de los rincones del fondo del cuarto. Y ya cansa.

Porque la situación de una empresa que se arrastra por el plano de realidad esgrimiendo un presente siempre pobre, a pesar de las millonarias inyecciones que fluyen por sus tejidos, la verdad es que cansa. Si algo hay perennemente indeciso es el futuro de una empresa que camina paralela a la sombra de la historia de la ciudad. Y cansa y exaspera.

A mí me gustaría que se hablara de los números de TUSSAM, lo único que interesa a los ciudadanos junto con su eficiencia. A mí me gustaría que su realidad se pintara con los pinceles irrefutables de los balances de gestión, con el análisis riguroso de la eficacia de quienes cobran, y bastante, por determinar los destinos de la nave. Es la única manera posible de evaluar si el dinero de los contribuyentes se está empleado de forma debida.

Y me gustaría que se analizaran esos números, que son un tobogán sin freno ni final, con la escrupulosidad de un cirujano experto.

En TUSSAM todo marcha en caída libre. No sólo desciende inevitablemente el número de viajeros cada año (en el 2006 1.546.822 con respecto al año anterior y más de un millón de nuevo el último año), sino la velocidad comercial de la flota, los kilómetros recorridos, y un largo etcétera.

En TUSSAM lo único que aumenta inevitablemente cada año son los gastos, en especial desde que está al mando esta dirección. En esto no se diferencia demasiado del Ayuntamiento que la regenta.

Ya con el Metrocentro las cuentas se dispararon, un servicio de transporte hasta ahora totalmente deficitario. Pero por si fuera poco, ante la situación tan boyante de la empresa, se permiten hacer regalos algunas veces incomprensibles, que sólo consiguen lastrarla aún más si cabe.

También se ve abocada a la escalada incontenible la conflictividad laboral provocada por una por una dirección que ha deteriorado el clima de relaciones laborales hasta límites insospechados. El diálogo en la empresa brilla por su ausencia y las poltronas de la negociación y el acuerdo están infectadas de telarañas decimonónicas.

La última perla para adornar este árbol ha sido una sentencia reciente en la que se reconoce que la empresa vulneró el derecho a la huelga con sus actuaciones durante el último conflicto y la admisión a trámite de dos querellas criminales, contra el gerente y el vicepresidente, por injurias y calumnias.

Además, se ha utilizado sin ningún pudor dinero público para abonar despidos que la justicia laboral ha considerado improcedentes. Se han gastado considerables cantidades de dinero en contratar gabinetes jurídicos exclusivos para judicializar los conflictos con más que dudosos resultados. No se ha dudado un ápice en contratar servicios de vigilancia privada para perseguir a los trabajadores rozando la inconstitucionalidad. Cualquier cosa menos hablar y entenderse, como personas del siglo XXI. Y todo ese ingente dinero, que no duele porque no es propio, se endosa ineludiblemente a las anchas espaldas de los contribuyentes, que lo soportan todo. Y la verdad es que ya cansa.

No sé, pero para mí la empresa pública debe ser otra cosa, lejos del capricho caciquil, lejos de convertirse en un nido para cobijo de la soberbia política y sindical. Debe ser abierta y transparente, y al servicio de los ciudadanos, sin otro fin ni otra ambición que esa.

Nunca debe convertirse en un cementerio para los dinosaurios políticos, ni en una viña sin vallado para gestores frívolos y sin escrúpulos que no aportan otro mérito que haber limpiado con pulcritud varios culos prominentes con apego a la poltrona.

La empresa pública ha de ser servicio y eficacia, mirar desde el punto de vista del usuario y conversar con él sobre sus necesidades con el noble ánimo de intentar complacerlas. Sólo así penetraremos en el tejido sensible de los sevillanos, sólo así nos sentirán como suyos, como parte inseparable de ellos. 

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola, he llegado a tu blog desde Cachorro y eso que te llevaba leyendo en el de simpulso desde hace meses, y por supuesto te he enlazado.
Lo que pasa es que me falta tiempo para leer a todos y menos para escribir

El tema del post es muy interesante y como lo veo desde el lado mio de taxista poco objetivo, aunque nadie es objetivo claro.
Aquí en Madrid la subvención es de más de 50.000 millones de pesetas.
Puede ser que el año que viene tenga que haber una subida importante porque el ayuntamiento esta con problemas economicos, la Comunidad igual, y la tercera parte de la subvención el Estado quizas más. Aunque ellos tienen publicidad y a nosotros no nos dejan para cubrir algún gasto.

Anónimo dijo...

gracias por tanta informacion, seras un gran periodista seguro

Gregorio Verdugo dijo...

Gracias a ambos. En empresas como estas, privilegios y decisiones improcedentes se alternan marcando os designios del futuro de miles de familias que han se subsistir con el alma en vilo pendiente de la decisión del político de turno, que suele mirar más a sus intereses como político que a otros más pertinentes a la hora de decidir.