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17 abril 2015

Médicos Sin Fronteras advierte del peligro de repatriar a los refugiados somalíes del campamento de Dabaab

Las autoridades de Kenia han solicitado el cierre en un plazo máximo de tres meses del campo de refugiados de Dadaab, en el noroeste del país, y el retorno forzoso de sus residentes a Somalia. Para Médicos Sin Fronteras (MSF) este hecho “tendría consecuencias dramáticas para cientos de miles de personas y pondría en serio riesgo sus vidas”, ya que los 350.000 refugiados del campo “necesitan asistencia humanitaria y un lugar seguro en el que quedarse”.

La organización médico-humanitaria advierte de que “las condiciones actuales en Somalia no permiten un retorno digno y seguro para los refugiados”. Es por ello que urge al gobierno keniano y a la comunidad internacional a que “aumente la ayuda e incremente las medidas de seguridad” para los refugiados que están en el interior de las fronteras de Kenia. 


Charles Gaudry, coordinador general de MSF en Kenia, ha afirmado que “una medida tan drástica en un período de tiempo tan sumamente corto privaría a generaciones enteras de refugiados de la posibilidad de tomar sus propias decisiones de futuro” y ha añadido que la petición supondría “un castigo colectivo” para cientos de miles de personas, obligadas a regresar a un país “donde la atención médica y la seguridad no están garantizadas o a lugares del mismo en los que ni siquiera existen”.
El campo de refugiados de Dadaab acoge en la actualidad a 350.000 personas y es el más grande del mundo. Durante más de veinte años se ha convertido en el hogar de generaciones de somalíes que han huido de un país sumido en un interminable conflicto. Médicos Sin Fronteras gestiona un hospital con cien camas y cuatro puestos de salud en el campamento de Dagahaley, uno de los cinco que conforman el complejo. 

La ayuda humanitaria en Dadaab se ha reducido en los últimos años, debido por un lado al aumento de la inseguridad y, por otro, a la disminución de la financiación que recibían muchas de las organizaciones que trabajan allí. A pesar de esto, los campamentos siguen constituyendo un refugio más seguro que Somalia. 

Abdul Hussein, un refugiado somalí, afirmó a finales del mes pasado que "Somalia no es un lugar al que podamos regresar", porque el problema que los trajo a Dadaab en su día “es el mismo que todavía sigue estando ahí. Toda esta gente no tiene dónde vivir. No tienen nada".


El coordinador general de MSF en Kenia sostiene que “forzar a los refugiados a que regresen a un país desgarrado por la guerra no es la solución” y que tanto el Gobierno keniata como la comunidad internacional deben colaborar para “ayudar y proteger a todos los somalíes que se han visto obligados a buscar refugio en Kenia”.

MSF lleva trabajando en Dadaab desde hace 20 años y en la actualidad es la única organización que presta servicios médicos en el campamento de Dagahaley. Sólo en 2014 llevó a cabo 180.000 consultas externas, hospitalizó a 12.000 personas, pasó 12.000 consultas prenatales y atendió 3.240 bebés en el campamento de Dagahaley. 

A raíz de los ataques que se produjeron en la Universidad de Garissa el 2 de abril, Médicos Sin Fronteras trasladó un equipo desde Dadaab hasta el hospital de la ciudad, donde estuvo dando apoyo en el tratamiento de los heridos. Ese mismo equipo se desplazó también hasta el aeropuerto, donde proporcionó asistencia médica a centenares de estudiantes que habían sido evacuados.

Fotografías: Tom Maruko para Médicos Sin Fronteras.

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