La organización Ecologistas en Acción ha denunciado en un comunicado que los naranjos que pueblan las calles sevillanas “están siendo mutilados mediante podas salvajes, innecesarias y dañinas, que buscan disminuir la producción de naranja amarga y dejan sin azahar a la ciudad”.
Como consecuencia, “el característico olor a azahar que anuncia la primavera sevillana se ha visto mermado por intereses de las contratas de parques y jardines, ajenos a los de la ciudadanía, que para evitarse los trabajos de recogida de naranjas amargas disminuyen de forma drástica la floración de los naranjos mediante podas extremas que dañan la salud del árbol”.
Según la organización ecologista, en fruticultura el exceso de fruto se controla mediante “actuaciones de castración”, que consisten en eliminar la fruta en formación y dejar los frutos que “se estiman optimizarán la producción”. Se trata de trabajos ajenos a la poda, “ya que mediante ésta se busca equilibrar el árbol y aumentar la producción y facilitar la recolección eliminando ramas interiores a las que no llega luz suficiente”. Pero en el caso del naranjo urbano, al no tratarse de producción, “su tratamiento debe ser optimizar sus funciones ambientales”.
Alcorque en la Avenida Felipe II |
Por eso estiman que, salvo la poda de formación, “no precisa de ninguna otra”, porque “a mayor cobertura foliar mayor capacidad de realizar esas funciones: da más sombra, aumenta la evapotranspiración reduciendo la temperatura, ofrece mayor cobijo para la fauna y tiene más capacidad para eliminar contaminantes”. Por tanto, las naranjas son “el subproducto de tanto beneficio y hay que buscarle la salida más adecuada, desde su uso para mermeladas hasta su compostaje para generar abonos orgánicos a reutilizar en jardinería urbana”.
Los ecologistas sostienen que con actuaciones como ésta “perdemos todos por el interés de una contrata privada para ahorrar costes”. Por ello reiteran su apuesta por “una jardinería pública al servicio de la ciudadanía” que pueda garantizar los mínimos de calidad exigibles a este servicio ciudadano y censuran que “la protección y mejora del arbolado urbano no es una prioridad del Ayuntamiento de Sevilla”.
Afirman que han recibido al respecto en los últimos meses “numerosas consultas de vecinos y vecinas de distintos barrios”. Entre ellas destacan las de Los Remedios, en las que se quejan “no sólo de podas sino de talas ilegales de naranjos” en las calles Virgen de Begoña, Virgen del Valle y Virgen de Setefilla, debido a unas obras de EMASESA realizadas por Martín Casillas y denuncian que “en los expedientes de dicha obra no constan datos de las talas”. El vecindario ha mostrado su sorpresa por el hecho de que “se talen naranjos sanos de más de 40 años cuando la obra ya estaba casi finalizada y no había motivo alguno y que la repoblación de arbolado no cubra el número de árboles talados”.
Alcorque en la Avenida Presidente Adolfo Suárez |
También dicen que han recibido numerosas quejas de “alcorques cubiertos de cemento”, como “los más de 20 alcorques en la Avenida Presidente Adolfo Suárez y en la calle Virgen de Luján cubiertos por un capa de hormigón” que el vecindario ha denunciado, “algo prohibido en la Ordenanza de arbolado que en su artículo 16 da pautas para su correcto diseño”. Y también que vecinos de la calle Felipe II se quejan de que “los alcorques están siendo cubiertos por planchas de aluminio”.
Defienden que el relleno de alcorques con materiales no plásticos ni transpirables como el cemento o el hormigón, “produce graves prejuicios a los árboles”, como impedir la filtración del agua hasta las raíces, con lo que el árbol “no podrá llevar a cabo correctamente su proceso de alimentación, se debilitará y lo obligará a buscar agua en otras zonas, y provoca que las raíces se puedan extender peligrosamente y causar daños”.
También “se dificulta el correcto intercambio gaseoso entre el suelo y la atmósfera y se obstaculiza el normal crecimiento del árbol, ahogándolo en su base”. Esto provoca que, a largo plazo, la tala sea inevitable.
Critican que el Ayuntamiento de Sevilla trate el arbolado de la ciudad como “mero objeto” dentro del mobiliario urbano y que no se preocupe por el papel tan importante y necesario que tiene, ya que “actúan como sumidero de CO2 en la ciudad y alivian las horas de intenso sol con su sombra y frescor, además de servir de cobijo a especies animales necesarias en la urbe”.
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