Sostiene Eduardo Madina que el congreso extraordinario del
PSOE del próximo mes de julio es un acontecimiento histórico en el que los
socialistas han de efectuar un viaje “desde la participación hacia la
renovación”. Añade además que esa renovación ha de ir acompañada de “un pacto
intergeneracional” y de nuevos “códigos, proyectos y equipos”. Los socialistas
no pueden volver a cometer los mismos errores que en el congreso de Sevilla,
que eligió a Rubalcaba como secretario general, sostiene Madina.
Si eso me lo hubiese dicho Madina antes de entrar en la sede
del PSOE sevillano en Luis Montoto, le hubiera otorgado un mayor grado de
credibilidad. Sin embargo, mientras aguardaba la hora del comienzo del acto, un
viejo militante con el que departí durante un buen rato me comentó: “sabes qué
me dijo el otro día un concejal; dame el aval para Sánchez y vota a Madina”.
Esa anécdota explica a la perfección cómo funcionan las
cosas en el aparato circulatorio del socialismo sevillano. Las luchas cainitas
a las que tan acostumbrados nos tienen no desaparecen, sólo se sumergen, como
el Guadiana, hasta que la tormenta amaine. Lo del partido de “abajo a arriba”
dicho así, a pelo, tiene su encanto. Otra cosa distinta es la forma de llevar a cabo una
elección de ese tipo en un aparato tan sui géneris como el del PSOE.
La ausencia en la presentación de Madina de destacados
militantes del sector oficialista, o susánida como diría Carlos Mármol, dice
mucho de la batalla interna que se está librando por el poder. Lo del cambio
intergeneracional está muy bien, siempre que no se toque el asiento a
determinados poderes en el aparato a los que les cuesta sobremanera levantar
sus posaderas.
Casi todos los presentes en la presentación de la
candidatura de Madina eran los afines a lo que se ha dado en denominar “los
críticos”, si es que esa actitud tiene cabida en un partido como el PSOE. Tanto
que me recordó a la presentación de aquella candidatura alternativa de Limones
a la secretaría general de Sevilla contra Susana Díaz y que tuvo tan escaso recorrido.
Incluso tampoco faltaron los vende avales por quítame allá esas migajas. Esos
que siempre están esperando el maná caído de algún favor prestado con
anterioridad. Normalmente con un exceso abrumador de servilismo.
De la visual del patio de la sede sevillana del PSOE se
podría deducir que Susana juega otra partida y no la que sostiene Madina. Se
podría deducir. Se supone que debe haber aprendido de lo que le sucedió en el
último congreso. Por eso algunos militantes no entienden “el fallo”, tal vez
intencionado, de celebrar las votaciones en las agrupaciones locales en vez de
en la sede provincial. Quién no conoce cómo se desarrolla una votación en
cualquiera de las agrupaciones locales de la capital.
Esa decisión permite albergar una cierta esperanza a “los
críticos” de que todavía haya partida. Nada más lejos de la realidad. El
partido que juega Díaz no se decanta en las agrupaciones locales. Como todos
los partidos importantes que se han jugado en esta formación política, el
resultado se determinará en los despachos no lejanos del atril desde donde los
oradores estarán lanzando sus arengas. Como ocurrió en Sevilla.
Después, lo de la “integración y la unidad para sumar todos”,
como sostiene Madina, será harina de otro costal. Y tendrá mucho que ver con que
los intereses de cada uno queden lo suficientemente satisfechos como para que
no se desentierre el hacha de guerra. Máxime si una es la mujer más poderosa del
socialismo patrio. Ahí es nada.
Por eso sí me creo aquello que sostiene Madina de que si
pierde no dará la lata. Porque eso significará dos cosas relevantes: que el
ganador ha conseguido a pesar de las trabas su principal objetivo y que ha sido
lo suficiente magnánimo como para que el encargado de ponerle las zancadillas
retire la pierna. Aquí paz y después gloria, sostiene Madina.
1 comentario:
Parece una complicada situación....
Saludos
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