Shane Kormondy, recluso de Florida que ha
agotado sus vías ordinarias de apelación judicial, ha pedido que se le conmute
su condena a muerte por cadena perpetua, la pena que están cumpliendo los otros
dos acusados juzgados por el mismo delito. Aún persisten las dudas sobre quién
fue el autor material del asesinato de la víctima.
Gary McAdams murió por arma de fuego y Cecilia
McAdams fue violada, pero sobrevivió, durante un robo perpetrado en su casa de
Pensacola el 11 de julio de 1993. Se acusó del delito a tres hombres, y la
fiscalía manifestó su intención de pedir la pena de muerte contra ellos. Los
tres fueron juzgados por separado en 1994.
Curtis Buffkin, que tenía 23
años en el momento del delito, fue el primero en ser juzgado. El fiscal lo
describió como "el cabecilla" que "llevaba el arma" y
"tenía un control absoluto sobre sus secuaces". Sin embargo, durante
las deliberaciones del jurado, al ver que era posible que no se emitiera un
veredicto de culpabilidad por asesinato en primer grado, la fiscalía llegó a un
acuerdo en virtud del cual evitaba la pena de muerte a cambio de testificar
contra los otros dos acusados.
James Hazen, que tenía 21
años en el momento del delito, fue condenado a muerte. La Corte Suprema del
estado redujo la condena a cadena perpetua alegando que Hazen era menos
culpable que Buffkin, que había sido condenado a cadena perpetua.
El tercer acusado, Johnny Shane Kormondy, de 21
años en el momento del delito, condujo a la policía hasta los otros dos tras
ser detenido. Declaró que había sido Buffkin quien había disparado contra Gary
McAdams. Tras convertirse en testigo de cargo, éste declaró que Kormondy había
disparado a la víctima accidentalmente.
En el juicio de Kormondy, la
acusación presentó a Cecilia McAdams, cuyo testimonio señaló que Buffkin no
había sido el autor del disparo, y a un testigo que había acudido a la policía
para reclamar la fuerte recompensa ofrecida a cambio de información sobre el
crimen, y que testificó que Kormondy había dicho que había sido él quien había
disparado a la víctima. Los testimonios de ambos testigos eran contradictorios,
comparados con las declaraciones realizadas por ellos mismos antes del juicio.
Kormondy fue declarado
culpable, y el jurado, por ocho votos contra cuatro, optó por la condena de
muerte. En 1997, la Corte Suprema de Florida anuló esta condena, alegando que
las pruebas "no respaldan una conclusión de premeditación", sino
únicamente de homicidio ocurrido en el transcurso de la comisión de un delito.
En la nueva vista de
determinación de la pena celebrada en 1999, un nuevo jurado votó a favor de la
pena de muerte, de nuevo por ocho votos contra cuatro. En 2003, la Corte
Suprema del estado confirmó esta condena de muerte, rechazando el argumento de
que era desproporcionada en comparación con las condenas de cadena perpetua
impuestas a los otros dos hombres por considerar, según los testimonios que lo
señalaban como autor material del disparo, que Shane Kormondy era más culpable.
En una vista celebrada ante un tribunal estatal
en 2005, Curtis Buffkin y James Hazen se retractaron de sus declaraciones
previas. El primero declaró que él había disparado a Gary McAdams por
accidente, y que el arma del crimen no había estado en ningún momento en manos
de Kormondy durante el delito. Según dijo, había mentido para "obtener un
acuerdo sobre la sentencia", y ahora cambiaba su versión porque "la
familia debería saber qué fue lo que sucedió exactamente".
Por su parte, Hazen declaró
que estaba presente en el momento del delito, algo que durante su propio juicio
había negado. Según dijo, Buffkin le había indicado verbalmente que había
disparado a Gary McAdams. El tribunal rechazó dar crédito a estas
retractaciones.
En 2011, un juez federal de
primera instancia señaló que las pruebas de que Kormondy "fue el autor del
disparo [...] no son concluyentes" y que "un nuevo juicio podría o no
conducir a la conclusión de que el Sr. Kormondy fue el autor del disparo".
Sin embargo, resolvió que Shane no había "demostrado, con pruebas claras y
convincentes, que no era" el autor del disparo.
En su petición de indulto, Kormondy
"asume su responsabilidad en este caso, ha mostrado remordimientos y ha
madurado como ser humano durante su estancia en prisión". Asegura que él
no disparó a Gary McAdams ni violó a Cecilia. Esto coincide con su declaración
realizada originalmente a la policía en julio de 1993.
En una declaración realizada
en octubre de 1993, el detective que le había tomado declaración dijo que,
durante la entrevista policial, Kormondy había "mostrado remordimientos
por lo sucedido" y había "declarado enfáticamente que él no había
disparado al Sr. McAdams", pero que sí había estado presente cuando
sucedió. Según el detective, Shane fue de lo más enfático al declarar que no
había violado a Cecilia, y permitió de buena gana que las autoridades le
tomaran muestras de sangre y saliva. El detective declaró que "sin
duda" creía que Kormondy y Buffkin "estaban presentes cuando el
hombre recibió el disparo" y que "Hazen estaba en la parte de atrás,
agrediendo a la Sra. McAdams, cuando se produjo el disparo".
En el juicio original de Kormondy en 1994, su
abogado presentó pruebas y testimonios atenuantes, entre ellos los relativos a
la difícil infancia de abusos y abandono sufrida por por su defendido, su
escasísima educación, su trastorno de aprendizaje y sus problemas de adicción.
En la segunda vista de determinación de la pena celebrada en 1999, ante un juez
y un jurado diferentes, el nuevo abogado de Kormondy no presentó testigos que
ofrecieran testimonios atenuantes, y se limitó a contrainterrogar a los
testigos presentados por la acusación. Entre ellos se encontraba de nuevo
Cecilia McAdams, que admitió que no le había podido identificar como uno de los
presentes en su casa ("No le vi la cara entera").
El abogado defensor no le
preguntó por una declaración que, al parecer, había hecho a la policía la noche
del delito, porque no sabía que existía. Según parece, en esa declaración
Cecilia dijo que dos de los asaltantes estaban con ella en la habitación
trasera cuando se hizo el disparo fatal en la cocina. En su testimonio durante
el juicio, dijo que en aquel momento sólo había un hombre con ella en la
habitación, y su relato sugería que se trataba de Curtis Buffkin y que, por
tanto, él no era el autor del disparo.
En 2011, el juez federal de primera instancia
describió este testimonio como "más que un poco perjudicial para el Sr.
Kormondy", y también señaló "el hecho obvio de que los hechos fueron
traumáticos y que una persona en esa situación podría no observarlos o
recordarlos con exactitud". Señaló también que "si la Sra. McAdams
dijo realmente que cuando se hizo el disparo había dos agresores con ella, eso
arrojaría al menos ciertas dudas sobre su capacidad para recordar lo sucedido.
Esto, a su vez, arrojaría dudas sobre su declaración de que el Sr. Buffkin
estaba con ella cuando se realizó el disparo. O, al menos, un jurado o un juez
razonables podrían haber llegado a esa conclusión".
Respecto a si el hecho de que
el abogado no hubiera presentado esta declaración previa en el nuevo juicio
constituía una falta de eficacia en su actuación, el juez federal señaló que se
le acercaba. Según el juez, si esa cuestión se hubiera presentado ante los
tribunales federales como cuestión original, "se podría haber concluido de
manera razonable" que Kormondy se había visto perjudicado por el hecho de
que su abogado no había puesto en entredicho la fiabilidad de la testigo (en
cuyo caso, la condena de muerte se habría anulado).
Sin embargo, la cuestión no
se presentó ante el tribunal federal de primera instancia como cuestión
original, sino como parte del recurso contra la resolución de la Corte Suprema
de Florida respecto a que la asistencia letrada no había sido
constitucionalmente inadecuada. De acuerdo con la deferencia que, en virtud de
la legislación estadounidense, los tribunales federales deben mostrar respecto
a las sentencias de los tribunales estatales, "el Sr. Kormondy no tiene
derecho a reparación sobre la base de esta alegación".
La petición de indulto de Shane Kormondy se
encuentra actualmente ante el gobernador y otras personas que participan en las
decisiones sobre el indulto del ejecutivo. No se sabe cuándo se tomará una
decisión sobre este caso. En Florida, cuando se agotan las vías de apelación
judicial ordinaria y se deniega el indulto, se fija la fecha de ejecución.
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