Médicos Sin Fronteras denuncia que la decisión de las agencias
humanitarias de Naciones Unidas (ONU) tomada ayer de movilizar más medios y
recursos para responder ala crisis humanitaria que padece la República
Centroafricana (RCA) llega demasiado tarde. En opinión de esta ONG, lo
importante ahora es que estos medios y recursos se concreten sobre el terreno.
“Las agencias de la ONU tienen que
aportar una respuesta adaptada a la gravedad de las necesidades” —explica
Raquel Ayora, directora de operaciones de MSF— “Y tienen que hacerlo ya”.
“Tras varios meses en los que la situación humanitaria se
ha degradado gravemente, a estas alturas se debería haber hecho más”, ha
añadido. Sostiene que ahora “debe pasarse de las palabras a los hechos y dar un
giro radical e inmediato en la manera en la que las agencias humanitarias de la
ONU están respondiendo a esta crisis”.
La organización humanitaria ha informado que las 30.000
personas que se han refugiado en el aeropuerto de Bangui sobreviven como
pueden. MSF les está prestando asistencia médica y ha alertado en varias
ocasiones de esta situación a las agencias de la ONU, pidiendo que se
repartiera de manera inmediata comida, tiendas y material de higiene. Sin
embargo, hasta el momento, no ha habido ninguna respuesta concreta por parte de
las agencias de la ONU. Y en Yaloké y en Bouca, donde la situación es crítica
desde hace meses, y a pesar de las repetidas denuncias y peticiones de MSF, las
agencias de la ONU aún no han intervenido.
Pese a los recientes acontecimientos en Bossangoa, donde
MSF ha tratado a centenares de heridos y donde continúa construyendo letrinas y
asegurando el acceso a agua potable a las personas desplazadas, las agencias de
la ONU han suspendido todas sus actividades de distribución de comida durante
más de cuatro días. Esta ayuda que se dispensaba era absolutamente crucial para
las 30.000 personas que se refugian desde hace meses en la misión católica.
Las actividades de las agencias de la ONU han sido hasta
el momento insuficientes y se han visto interrumpidas en varias ocasiones.
Además, sus equipos se han retirado en varias ocasiones durante los últimos
meses, a veces por largos periodos de tiempo, interrumpiendo la respuesta a las
necesidades de las poblaciones centroafricanas.
“Pese a los grandes esfuerzos hechos por MSF y las pocas
organizaciones presentes, estamos muy lejos de poder cubrir todas las
necesidades. Las agencias de Naciones Unidas deben dar una respuesta sólida y
concreta que esté a la altura de las necesidades”, afirma Ayora.
MSF lleva meses, incluso años, alertando a la comunidad
internacional de que la situación humanitaria que vive la RCA es catastrófica,
y ha demostrado que es posible trabajar y seguir con las actividades
humanitarias en todo el país a pesar de las difíciles condiciones de seguridad.
Tras haber sufrido inestabilidad político-militar durante
décadas, la República Centroafricana se enfrenta ahora a una emergencia
humanitaria crónica y también a una emergencia sanitaria. MSF lleva trabajando allí
desde 1997. En la actualidad mantiene siete proyectos regulares en Batangafo,
Boguila, Carnot, Kabo, Ndelé, Paoua y Zemio y ha iniciado operaciones de
emergencia en Bangui, Bossangoa, Bouca y Bria desde marzo. Ofrece asistencia
médica gratuita a unas 400.000 personas y cuenta con una capacidad hospitalaria
entorno a las 800 camas en siete hospitales, dos centros de salud y 40 puestos
de salud. Los equipos cuentan con más de 100 expatriados y 1.100 trabajadores
centroafricanos.
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