Nadezhda Tolokonnikova,
integrante encarcelada del grupo punk ruso Pussy Riot, fue introducida en un
vehículo el 22 de octubre, al parecer para ser trasladada a otra colonia
penitenciaria. Se desconoce su paradero y se teme seriamente por su seguridad y
bienestar.
La legislación rusa sólo obliga a las autoridades penitenciarias a notificar a un familiar de la persona encarcelada el paradero de ésta en un plazo de 10 días a partir de su llegada a la nueva colonia penitenciaria. Sin embargo, la ley no impone limitaciones al tiempo que el recluso pueda estar en tránsito.
Uno de los abogados de Tolokonnikova
ha informado a Amnistía Internacional que es posible que las autoridades
penitenciarias le estén "dificultando la vida" de forma deliberada
manteniéndola en tránsito. La excesiva duración del traslado puede ser un medio
de presión y un castigo de facto por la reciente carta abierta de su defendida
en la que criticaba a la administración penitenciaria y por su posterior huelga
de hambre.
Teniendo en cuenta los últimos actos de presión e intimidación que al parecer Tolokonnikova ha sufrido a manos de responsables de la anterior colonia penitenciaria, sus familiares y abogados temen seriamente que corra peligro de sufrir más intimidación y amenazas.
El pasado 22 de octubre por
la noche, Tolokonnikova fue introducida en un vehículo y conducida a otra
colonia penitenciaria, presuntamente en la localidad de Alatyr, república de
Chuvasia. Con posterioridad trascendió que podría estar en un centro de
detención situado en la ciudad de Chelyabinsk, en los Urales.
A raíz de esta información,
miembros de la comisión pública local de vigilancia de prisiones intentaron
determinar su paradero y visitarla, pero las autoridades penitenciarias
regionales se negaron a confirmar si ésta permanecía recluida en el territorio
o en la región y a ofrecer dato alguno del lugar donde se encontraba.
El pasado 23 de septiembre, Tolokonnikova se declaró en huelga de hambre en protesta por el "trabajo en condiciones de esclavitud" y el trato degradante que sufrían los reclusos de la colonia penitenciaria donde cumplía condena.
El pasado 23 de septiembre, Tolokonnikova se declaró en huelga de hambre en protesta por el "trabajo en condiciones de esclavitud" y el trato degradante que sufrían los reclusos de la colonia penitenciaria donde cumplía condena.
Publicó una carta abierta en la que describía la situación y exigía que las autoridades de la colonia penitenciaria actuasen de conformidad con la legislación y tratasen a los reclusos con dignidad. También se quejó al Comité de Investigación de que había recibido una amenaza de muerte del subdirector, que al parecer había dicho: "En cuanto a ti, te aseguro que ya no sufrirás más. Nadie sufre en el más allá". A consecuencia de ello solicitó que se investigase su denuncia y que la trasladasen a otra colonia penitenciaria.
Al poco tiempo la recluyeron en régimen de aislamiento en una celda de castigo. Las autoridades penitenciarias explicaron que la habían transferido a ese régimen "por su propia seguridad". Tras su carta el Consejo Presidencial de Derechos Humanos envió a cuatro de sus miembros a visitar la colonia penitenciaria, para hablar con ella y otros reclusos e investigar las denuncias.
El grupo de trabajo del
Consejo Presidencial determinó que, efectivamente, los reclusos trabajan entre
12 y 16 horas al día los siete días de la semana, lo cual vulnera el Código de
Trabajo ruso. También halló que trabajan sin contrato y su salario es muy
inferior al salario mínimo, y detectó otras infracciones de la legislación
laboral. Por otra parte, constató que no se les permite presentar quejas y que
quienes lo hacen son castigados. Además, en contravención de la legislación
rusa, existe un sistema informal de castigos impuesto a reclusos a través de
otros reclusos.
Sin embargo, por lo que se refiere a la huelga de hambre de Tolokonnikova, el grupo de trabajo concluyó que podría haber sido planificada, organizada y puesta en marcha desde el exterior. El grupo llegó a esta conclusión a partir de las declaraciones de uno de los guardias de seguridad penitenciarios encargado de vigilar las llamadas telefónicas. En el informe del grupo de trabajo también se citan las contraacusaciones del subdirector de la colonia penitenciaria, que afirmó que había sido chantajeado por el esposo y el abogado de Tolokonnikova. Según sus declaraciones, el esposo y el abogado habían intentando convencerlo de que se asignase a Tolokonnikova a tareas livianas o, de lo contrario, empezaría una huelga de hambre y ellos presentarían una queja de que el subdirector la había amenazado.
Tolokonnikova fue trasladada
de vuelta a la colonia penitenciaria el 17 de octubre, tras pasar varios días
en un hospital penitenciario. Al día siguiente, declaró que se ponía de nuevo
en huelga de hambre porque no se habían satisfecho sus peticiones de traslado a
otra colonia ni de que se emprendiese una investigación sobre las presuntas
amenazas vertidas por el subdirector.
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