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22 octubre 2013

Zoido, la opacidad y el silencio por respuesta

Cuando la ciudadanía clama en las calles por una mayor transparencia en la gestión de lo público, Zoido apuesta aún más fuerte por la opacidad administrativa y la implantación de la ley del silencio entre el personal funcionario del Ayuntamiento.

El Alcalde se jactó a bombo y platillo durante la campaña electoral de que su apuesta más fuerte sería la transparencia en la gestión de cara a los ciudadanos y el acabar con los escándalos de corrupción. Ahora, cuando ya está instalado en la poltrona del poder, el criterio ha cambiado de forma radical. Zoido vive instalado en un oscurantismo que imposibilita la fiscalización ciudadana de sus actos como gobernante. Y también está obsesionado en mantener en un férreo silencio al personal funcionario para que nadie sepa qué se cuece en la entrañas de la gestión municipal.

Tal y como hemos publicado en este medio, casi la mitad de los contratos que se adjudican desde la Junta de Gobierno Local se hacen a través de procedimientos poco transparentes. Sin ir más lejos, en el último acata publicada de dicha junta, la correspondiente a la reunión celebrada el pasado 18 de octubre, Zoido vuelve a las andadas y realiza dos nuevas adjudicaciones por el procedimiento Negociado sin publicidad.

La primera a Hijos de Terrats Construcciones S.A. por las obras de reformas de los aseos y mejora de la seguridad del CEIP Pino Montano y por un importe de 113.380,80 euros. Y la otra a Fitonovo, empresa investigada en la Operación Madeja por la juez Alaya, por las obras de mejora de la seguridad y salubridad del CEIP Príncipe de Asturias y por un importe de 88.298,18 euros. Además ha adjudicado un Contrato menor por importe de 8.427,65 euros al Instituto Andaluz de Formación y Mercado S.L. para la contratación de un educador de calle en el marco del Proyecto Redes Sevilla II.

Para colmo, en cada acta de la Junta de Gobierno Local se pueden encontrar multitud de convalidaciones derivadas de diferentes expedientes de contratos que conllevan partidas de dinero imputadas a las correspondientes aplicaciones presupuestarias. Según se hace constar, las cantidades y las empresas que las cobran figuran en un anexo que no se pone a disposición del ciudadano en la web municipal. Tampoco los facilitan en ese espejo opaco de la transparencia informativa en que se ha convertido Laredo. Se limitan a remitir al registro municipal para solicitarlos. Un lugar donde el silencio administrativo se ha convertido en la ley que marca el orden y la existencia de las cosas.

Con las solicitudes de información o de la versión del Ayuntamiento sobre cualquier hecho ocurre tres cuartos de lo mismo. Ayer publicaba el diario El País en su artículo “Sevilla renuncia a promover viviendas pese a las demandas de 17.000 personas” que Emvisesa, empresa pública pagada con los impuestos de los sevillanos, “no respondió al ofrecimiento para aportar su versión” sobre los hechos narrados. No causa sorpresa alguna. En realidad se ha convertido en norma desde que Zoido alcanzó el poder.

Este medio ha tenido ocasión de comprobarlo en cada uno de los trabajos periodísticos que hemos venido realizando desde su puesta en marcha. Ahí están los reportajes sobre el dragado de profundización del Guadalquivir, las adjudicaciones millonarias a Fitonovo, la inexistencia del Reglamento de Régimen Interior que marca la ley en el cementerio San Fernando de Sevilla o las pesquisas que hicimos en el mismo para la elaboración de la historia “Una incineración a fuego muy lento”. En todos los casos el Ayuntamiento encabezado por Zoido dio la callada por respuesta. Algo que dice muy poco a favor de ese supuesto afán por hacer partícipes a los sevillanos de la gestión de la ciudad.

Decía Mark Twain que “ninguna palabra jamás ha sido tan efectiva como un silencio preciso”. Zoido parece que ha optado por vivir en esa precisión muda. Y además ha corrido las cortinas.


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