El
desarrollo de la Operación
Madeja no va a parar de sorprendernos en los próximos meses. Más aún
si cabe al Ayuntamiento de Sevilla, presidido por Juan Ignacio Zoido, por mucho
que se empeñe en mirar para otro lado como si la cosa no fuera con él. Las
investigaciones policiales avanzan y cada vez se van desvelando nuevos datos
que apuntan a que presuntamente estamos ante el mayor escándalo que ensucia a
la institución sevillana.
La
incautación por parte de la Guardia Civil de una lista en la que el dueño de
Fitonovo, Rafael González Palomo, apuntaba los regalos y dádivas que hacía a
los representantes públicos de las administraciones con las que contrataba, tal y como desveló el diario ABC de Sevilla,
no ha hecho sino incrementar el nivel de alarma. En ella aparece incluso el
nombre del anterior regidor, Alfredo Sánchez Monteseirín, quien supuestamente
habría recibido un equipo informático de regalo.
Además, el diario EL
PAÍS publica hoy un artículo en el que informa de que, “según
fuentes del caso”, “el relato de estos supuestos cohechos afecta tanto a
políticos del PSOE como del PP”. También se verían presuntamente implicados
“funcionarios del área de Urbanismo del Ayuntamiento de Sevilla, así como
técnicos de Consistorios y Diputaciones Provinciales de Málaga, Jaén y
Cádiz”.
El
procedimiento supuestamente utilizado para llevar a cabo estas acciones es ya
ampliamente conocido: adjudicaciones de gestión de zonas verdes, además de
determinadas obras civiles, a cambio de sobornos, según declararon los propios
empresarios ante el juez.
Lo
más curioso de este caso es que Fitonovo sigue siendo a día de hoy uno de los
contratistas más importantes del Ayuntamiento de Sevilla; dos años después de
haberse producido un cambio en el gobierno municipal, tal y como
publicó este medio en su día. Además, forma parte de una red societaria que ha obtenido millonarios contratos
de la administración local sevillana durante años.
Incluso el propio alcalde se cabreó al
enterarse de que buena parte del macrocontrato de Parques y Jardines había sido
adjudicado a esta empresa. Es casi seguro que Zoido ya había
oído el repicar de las campanas.
Sin
embargo, extraña la apatía del Ayuntamiento a pesar del constante flujo de
nuevas informaciones que apuntan lo mayúsculo del escándalo. Este medio publicó
no hace mucho que la empresa incumple los pliegos de condiciones del
contrato por el que percibió 10,5 millones de euros
y que supuestamente debería suponer su anulación.
A
pesar de todo ello, el equipo de Gobierno encabezado por Juan Ignacio Zoido no
ha hecho nada extraordinario al respecto excepto cumplir con la resolución
judicial que le instaba a poner en manos del juez toda la documentación sobre
la contratación de la referida empresa durante la etapa de la anterior
corporación. De la sesuda investigación que prometió realizar en su día sobre
todos los contratos adjudicados, incluidos los de su etapa al frente de la
corporación, nada se ha vuelto a saber.
Que
se filtre que en la citada lista puedan aparecer nombres de funcionarios del
consistorio es ya de por sí motivo más que suficiente para que el departamento
correspondiente inicie las pesquisas necesarias de cara a esclarecer el asunto.
En el Ayuntamiento de Sevilla trabajan miles de funcionarios que prestan un
servicio público admirable y no sería justo que la sombra generalizada de la
sospecha se extienda sobre su labor. El buen nombre de la institución también
está en juego aquí y es a su alcalde a quien corresponde la mayor
responsabilidad de defenderlo. El único problema es determinar quién le pone el
cascabel al caso desde dentro, por mucho que prentenda personarse
en la causa.
Artículo
publicado en sevilla report.
1 comentario:
Gran artículo !
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