Aquella
mañana de mediados del mes que concluye, Encarnación Hermosín, de 49 años,
nacida en Morón de la Frontera y residente en Sevilla capital, llegó a la base
aérea temprano, como lo había hecho durante los casi diecinueve años que
llevaba trabajando allí como administrativa en la sección de diseño de
ingeniería civil.
Cuando
se apeó del autobús que Vinnel-Brown & Root Spain, la empresa encargada del
mantenimiento de la instalación militar, pone al servicio de sus trabajadores y
se presentó en su puesto de trabajo, se percató de que su cuenta del ordenador
había sido desactivada. Tres horas más tarde, al filo del mediodía, recibió una
llamada del departamento de recursos humanos diciéndole que se pasara por allí.
Cuando
lo hizo le dieron le dijeron que había sido despedida y le proporcionaron su
carta y toda la documentación. También le comunicaron que la empresa había
tenido a bien permitirle que se fuera a casa sin terminar la jornada laboral.
Encarnación tuvo que esperar hasta las cinco de la tarde para poder hacerlo, la
hora en que partía de regreso el autobús de la corporación.
No
le dieron ninguna otra explicación, a pesar de que, según ella, “me consta que
mi jefe había pedido que no me despidieran”. “Simplemente sobro”, afirma con
gesto de tristeza esta mujer soltera y sin hijos, que forma parte de los 66
trabajadores integrantes del último ERE de esta empresa americana.
Lee
el reportaje completo en “Pañuelos
de papel en la base de Morón” en sevilla report.
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