“El supuesto documento mágico, que encajaría el proyecto en el PGOU, tiene siete páginas de las cuales cinco y media son una relación de los propietarios del suelo. Es natural que el Ayuntamiento diga que redactarlo le ha costado “mucho esfuerzo”. Las cláusulas –que en términos jurídicos es lo válido– no llegan ni a un folio. Y dicen que los promotores cumplirán con sus obligaciones legales –algo no sólo normal, sino inevitable– y que el Ayuntamiento tramitará el proyecto “con la mayor celeridad posible” e intentará construir la SE-35 en el año en curso. Nada más.
El protocolo mágico se limita pues a constatar lo obvio: ambas partes van a cumplir la ley. Notable. Zoido orientó ayer la puesta en escena de este asunto en el empleo, pero este concepto no figura en el acuerdo. Se buscaba una foto. Punto. La cuestión de fondo –la rebaja de la edificabilidad necesaria para encajar el proyecto en el PGOU– aún está pendiente. De forma que lo que oficialmente se llama “desbloqueo” deja abiertas todas las incertidumbres del proyecto. A saber: cómo se encajarán las exigencias de la empresa en el marco del Plan General, qué dirá el informe de Aviación Civil, qué pasa con la desafectación de la vía pecuaria que discurre por la zona –el asunto está en los tribunales– y quién va a pagar la SE-35. Todo esto sigue exactamente igual que estaba. Sin explicar”.
Carlos Mármol en “Ikea: un protocolo con estrambote”.
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