Los medios de comunicación construyen la fotografía diaria de la actualidad. Al menos eso deberían hacer, aunque se da la circunstancia curiosa de que no siempre quieren hacerlo y la fotografía resultante en esos casos está tan distorsionada como una imagen manipulada con Photoshop.
Hoy la fotografía que han revelado los medios es la instantánea de la tragedia que nos azota y no se han apartado un ápice de esa realidad. En estas ocasiones siempre conviene ser tan fiel como la imagen que se observa a través de una ventana sin cristales.
Las bolsas continúan con su caída en picado y las agencias de rating nos auguran un próximo año todavía peor. El paro sigue disparado y en Andalucía se incrementa en 23.592 personas más, de ellas 1.667 sevillanas.
Tras la frialdad de estos datos está la cruda cotidianeidad de miles de personas, el sin vivir de cientos de familias que ven cómo se les cae la vida encima, sin que puedan hacer nada por impedirlo. Curiosamente hoy, esa otra cara de la fotografía de la actualidad sí ha sido recogida fielmente por la prensa.
Cáritas de Sevilla ha alertado de la situación límite de cientos de familias de esta ciudad que están subsistiendo de las pensiones de los abuelos. El 55% de esos parados no cobra ninguna prestación, de ahí el colapso que están sufriendo los comedores sociales, que están viendo desfilar por sus pasillos enlosados con baldosas de tristeza a gente que antes era inimaginable.
Ante este panorama desolador, nuestros políticos continúan en la misma inopia a la que nos tienen acostumbrados, incapaces de buscar una solución válida y enfrascados en sus asuntos de siempre. Como aquella orquesta que tocaba en la cubierta del Titanic, insensible a la tragedia que se estaba fraguando a bordo.
Que a nadie le quepa ninguna duda de que ellos ya se han procurado su propia salvación primero. Ahora sólo esperan el voto que la garantice definitivamente, mientras observan desde las barcazas de salvamento cómo se presta el pueblo a ser engullido por las gélidas aguas del océano inmenso.
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