Estaban deseando hacerlo y alguien estaba deseando dar la orden para que lo hicieran. Jamás podrán acabar a golpes con un sueño. Sobre todo si quienes sueñan no tienen miedo. Tenemos la palabra y las ideas. Ellos sólo tienen la inmisericorde soledad de las porras desenfundadas.
27 mayo 2011
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