Foto: El País
No, no se trata del gesto típico del quinteto titular de un equipo de baloncesto con su entrenador, antes de dar comienzo el cuarto definitivo. Esta imagen patética es la escenificación misma del gran teatro de los sueños en que se convertido la política en este país. Y significa el refrendo de quienes dicen representar a la sociedad española en su conjunto al mayor recorte social de la historia de la democracia española.
Por mucho que ahora, como para justificarse, los sindicatos digan que “dejan abierta la crisis de la reforma laboral”. Ya no habrá nuevas movilizaciones, ni huelgas generales para frenar un ataque tan brutal contra los que menos tienen y contra quienes menos responsables son de los orígenes de esta crisis. Lo que queda ahora es el caramelo para sofocar el llanto inconsolable del niño.
La fotografía es la imagen viva de la sumisión, de la entrega de la plaza sin disparar un sólo tiro. Borreguitos inocentes que se dirigen ellos solos, cantando y sonriendo, hacia el matadero. No sé a qué vienen esas sonrisas, como si hubieran descubierto la solución definitiva al problema del hambre en el mundo.
Pero sólo es necesario observar detenidamente los rostros de los protagonistas, para adivinar con toda facilidad quiénes son los perdedores. Esfuerzos puede ser que hayan hecho todos, pero los sacrificios los harán los de siempre. Hoy podemos estar más seguros que ayer, pero menos que mañana, que dejaremos un país peor a nuestros hijos, que tendrán que sufrir una enormidad más para llevar una vida más o menos digna. Y todo ello sin abrir la boca, sin expresar nuestra más enérgica protesta para obligar a quienes toman las decisiones a que nos tengan en cuenta. Podemos sentirnos orgullosos de ello.
Mientras la situación sigue su camino imparable y desastroso, y los de siempre no pierden tiempo en dedicarse a lo que saben hacer mejor que nadie, el gran teatro de los sueños continúa impasible con la función que nos tiene engatusados a todos.
El principal partido de la oposición amaga con la crítica, cuando hipócritamente, de haber sido ellos quienes estuviesen en el ejercicio del poder, hubiesen hecho exactamente lo mismo. El Gobierno, sabedor de tal circunstancia y de la ventaja que proporciona esta vejatoria usurpación de papeles en el reparto, lo lisonjea, no seas malo, si en el fondo te gusta, y ellos, muy en su papel, se hacen de rogar. Y la representación mil veces vista sigue su cauce natural, porque todos sabemos que el final de la obra es la rúbrica y no quedarse fuera de la foto, hasta la definitiva caída del telón.
Porque aquí, como en la obra de Calderón, todos sueñan lo que son, aunque ninguno lo entiende. Y aunque para las generaciones futuras de este país toda la vida será sueño y los sueños, ya se sabe, sueños son.
2 comentarios:
Grego, te enlazamos. Muy bueno
ASC Sevilla: se agradece.
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