El próximo sábado dos de octubre, Juan Espadas será proclamado oficialmente candidato del PSOE a la alcaldía de Sevilla en un acto en el Muelle de las Delicias que contará con la presencia del Presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, y el de la Junta de Andalucía, José Antonio Griñán.
Será el punto de arranque definitivo de la campaña del alcaldable socialista, que hasta ahora se ha efectuado en clave interna más que nada, intentando cohesionar el apoyo de los militantes de las agrupaciones de la capital.
A Espadas, del que hasta ahora no se conocen demasiadas propuestas, le queda un arduo trabajo por delante para superar con éxito esa falta de conocimiento entre la ciudadanía que manifiestan las encuestas y elaborar un proyecto diferenciador que lo haga visible como alternativa a su propio compañero de partido y actual alcalde.
Juan Espadas quiere ser el cambio sin renunciar a lo positivo del legado de Monteseirín, algo que se antoja difícil, sobre todo porque el alcalde continúa en su sillón de mando, absorbe demasiado protagonismo y todo parece indicar que el guión vaya a cambiar.
El candidato tiene que lidiar con un lastre extra: reseñar lo que se pueda rescatar de los mandatos de Monteseirín no es tarea fácil, dado el creciente rechazo popular que éste genera incluso entre su electorado y en los propios militantes socialistas. Además tiene gestionar su campaña en paralelo a las actuaciones de una corporación que ya está gastada y que hace aguas por todos los flancos.
Por si fuera poco, su principal contrincante, el candidato del PP Juan Ignacio Zoido, parece que ha decidido centrar su campaña en la gestión del alcalde, dando de lado de momento a las propuestas de Espadas.
No es nada descabellado sabiendo del desgaste del alcalde y la rentabilidad política que le acarrea esta táctica. Ni siquiera se molesta Zoido en hablar de su programa, le es más rentable continuar con sus ataques sistemáticos a Monteseirín que desbrozar las ideas y proyectos que tiene para la ciudad.
Para colmo de los inconvenientes del candidato socialista, la presencia en la vida política municipal de su compañero de partido le entorpece el camino, y de qué manera, más que facilitárselo. A la continuada presencia en los medios del actual alcalde y su permanente obsesión por adquirir protagonismo al precio que sea hay que sumarle la agonía de un mandato que se le ha quedado grande y la polémica creciente de muchos aspectos de su gestión, algunos de ellos rozados por el escándalo y pendientes de decisiones judiciales.
Buena muestra son las recientes protestas por el traído y llevado plan de tráfico del casco histórico y las constantes rectificaciones del propio consistorio a la hora de ponerlo en práctica, el conflicto enconado con la policía local sevillana, con toda la pinta de dilucidarse en los juzgados, o la aparición de nuevas facturas falsas, en este caso en el distrito este de la capital que regenta Fran Fernández, como ha desvelado hoy ABC de Sevilla.
Todavía no se han disipado las sombras que planean sobre el consistorio por el caso de las facturas falsas del distrito Macarena, por el que fueron condenados José Marín y José Pardo, cuando asoma otro nuevo que pone en entre dicho la gestión de otro estrecho colaborador del alcalde.
Así las cosas, Espadas tendrá que desmarcarse y poner distancias más pronto que tarde y armar un programa que realmente refleje ese cambio que pretende y explicarlo con claridad a los sevillanos. La sombra de Monteseirín es muy alargada y difícil de sacudir y tampoco es que Espadas vaya sobrado de tiempo para ello. De que lo consiga o no dependerán en buena medida las posibilidades para revalidar la alcaldía de los socialistas.
Sin embargo, tendrá que intentarlo dando valor a lo positivo de la gestión de Monteseirín (algo bueno habrá de su mandato), minimizando lo negativo (que parece ímprobo) y desenmascarando a Zoido y su programa oculto (liberalismo y demagogia, a pesar de sus promesas de arreglarlo todo). Y por el otro lado, de IU, el panorama es aún peor. No creo que la ciudad se merezca abandonarse a la desilusión y el desencanto.
ResponderEliminarDan.
Para corolario de su magna gestion al frente del ayuntamiento el Alcalde le regala a Marchena como premio a sus "pinceladas" ser rey Mago en la cabalgata de Reyes. Podía haber postulado a alguna cabalgata de las que se hacen en los barrios, pero no, el Alcalde reservaba para él un puesto de resonancia como culmen a su trayectoria politica, donde los protagonistas, los niños, con su candidez y ingenuidad, no pueden rechazarlo.
ResponderEliminarSi Juan Espadas tuviera que pedirle a los tres magos algun deseo estoy convencido que a Marchena no le haría gracia el que le solicitaría a él. Desconocemos por el momento cual de los magos será. Recordemos que Melchor llevaba oro para el mesias, Gaspar incienso y Baltasar mirra, ninguno llevaba mariscos, al menos en la biblia oficial, La Vulgata, no se recoge nada al respecto.
Dan: la verdad es que cada vez es más imposible ver lo positivo de la gestión de este alcalde, sobre todo la de los últimos años. Hay demasiadas sombras negruzcas que lo ocultan todo y lo deslucen.
ResponderEliminarAnónimo: ironías del destino: irá de Rey Melchor, el del oro, por si las moscas.
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