Acaba de tener lugar una entrevista digital en El País con el periodista y escritor Enric González. Ya se sabe, uno de esos modernos formatos que están tan empeñados en poner de moda los medios con tal de conseguir visitas en sus webs y ofrecer a sus lectores un contacto más directo con los integrantes de sus redacciones.
No sé a vosotros, pero no me convence del todo el formato. Está bien lo de la modernidad, el dospuntocerismo como bandera de integración en la red y demás, pero la entrevista realizada así me sabe como a teledirigida, como llevada de la mano por terrenos donde no existen los barrizales.
No se saben los criterios por los que algunas preguntas no son contestadas. Se desconoce si es por falta de tiempo material para contestar a tantas o por algún inconveniente de tipo editorialista.
Como no tienes delante al entrevistado eres incapaz de saber si se niega a responder, si no tiene ganas, si no lo hace porque no es conveniente o si alguien no le pasa la pregunta en cuestión. Y te quedas siempre con la duda.
En una entrevista directa, sin la mediación que supone este tipo de interacción en Internet, el encuestador o conoce o es capaz de adivinar la reacción del entrevistado ante la pregunta. Los gestos, las miradas, las expresiones espontáneas son a veces la mejor respuesta a una buena pregunta. Y todo eso, en este formato, simplemente no existe.
Por eso me ha dejado un sabor agridulce el encuentro digital, a pesar de que soy un gran admirador de Enric y no me pierdo uno sólo de sus textos.
Me quedo con una pregunta y una respuesta de las que se han formulado:
P: Bon dia. ¿Los periodistas de hoy son libres?. Gracias.
R: No conozco a nadie, en ningún oficio, que tenga un jefe y sea libre. Uno puede tomarse libertades, mientras le dejan. Dudo que a ese uno le dejen tomarse libertades eternamente.
Y reproduzco la mía, cuya única respuesta ha sido el silencio más absoluto.
Mi pregunta es muy directa, Enric. ¿Crees que El País ha cambiado algo en su línea editorial desde el 2007? En caso afirmativo me gustaría que esgrimieses las razones.
Me gusta pensar que Enric no la ha contestado por falta de tiempo y no porque haya incomodado a alguien en la redacción. Se queda uno más tranquilo así.
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