La prueba más evidente de que al Partido Popular no le está sirviendo de nada la estrategia de repartir mierda a destajo entre todas las instancias del Estado para evitar que se hable de la trama corrupta que le rodea es su desesperación.
Esa desesperación es la que le lleva a agarrarse a un clavo ardiendo en cuanto puede y eso es lo que ha hecho ahora, llevando el caso Mercasevilla a la primera plana del panorama nacional.
Sin embargo, lo que no dicen es que fue la propia Consejería de Empleo de la Junta de Andalucía la que puso el caso en manos de la fiscalía, que inició las investigaciones que concluyeron con la imputación del delegado de Empleo de la Junta en Sevilla, Antonio Rivas.
El caso sigue abierto y ayer se conoció a un nuevo imputado, Jorge Piñero, vicesecretario del consejo de administración de Mercasevilla.
Pero el verdadero blanco al que disparó Zoido cuando sacó el tema a la palestra, el Alcalde de Sevilla y otros tres cargos municipales contra los que el líder popular lanzó sus acusaciones en la querella, quedó fuera de tiro por el juez, que rechazó las acusaciones.
Aunque pretendan que parezca lo mismo, no lo es.
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