“Es como si, directamente, echasen de menos ese país de su gusto en que no se persiga a los corruptos, siempre que éstos pertenezcan, claro, al campo social y político de referencia: gentes de orden, con posibles, investidos del Derecho natural a gobernar, a enriquecerse con ello y no responder ante nadie. Dicho más claramente: de acuerdo con esa visión rabiosamente antidemocrática, la Justicia estaría, sí, para perseguir -y a ser posible, con saña- a los cacos plebeyos, marginales y desfavorecidos que apenas acierten a comprender sus derechos, y menos aún serían capaces de invocarlos sin la ayuda de un abogado de oficio.”
Juan F. López Aguilar en “La apoteosis de la desigualdad”
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