Mi obra literaria

13 julio 2009

¿Puede ser la cara de la muerte la noticia?

La propia imagen está planteando debates entre los profesionales de la información, sobre todo cuando se trata de mostrar las imágenes de la tragedia. A pesar de ser un tema recurrente, el consenso parece cada vez más alejado y los posicionamientos muy diferentes unos de otros entre los propios periodistas.

Enrique Meneses aporta su granito de arena a la polémica de la publicación de las imágenes de Daniel Jimeno, el joven fallecido por asta de toro durante el encierro de Pamplona del pasado 10 de julio.

“Se ha denominado de varias maneras, una ley tan discutible como “el derecho a la propia imagen” en un lugar público. En realidad es muy útil para que las mamás y papás famosos puedan vender a mejor precio la imagen de sus vástagos a los medios que se dedican al corazón. El código actúa aquí como el guarda de un coto de caza privado.”

Y Juan José García-Noblejas añade desde Scriptor.org la siguiente reflexión al debate:

“Me temo que los sanfermines van camino de ser una "fiesta" que se va haciendo progresivamente más salvaje, más pagana y bellaca, mientras que las noticias y las voces que podrían razonar acerca de lo que ha sucedido y se ha visto en los medios, quedan relegadas a modos y a lugares en esos medios que -digan lo que digan- terminan por significar que de lo que se trata es de "pasar página", de modo que "siga la fiesta", como si no hubiera pasado nada.”

Desde mi punto de vista, que todavía soporta serias dudas al respecto, lo más complicado es compaginar el respeto al dolor de familiares y amigos con la publicación de la imagen no como imperativo del morbo, sino como consecuencia de una actividad de un salvajismo y crueldad injustificados.

Tal vez tenga razón Sonia Blanco cuando argumenta que para poner de actualidad el debate sobre la crueldad del festejo no es necesario en absoluto el mostrar el rostro ensangrentado del muerto o las imágenes de su agonía. Pero también me plantea serias dudas el argumento de J. A. Barreda de que es obligación ineludible de los periodistas el retratar la sociedad tal cual es, sin filtros atenuadores.

Una duda que me asalta y que no sé si soportaría toda la doctrina constitucional existente sobre el tema es el hecho de que antes, durante el imperio de la prensa tradicional, los familiares y amigos del deudo veían la fotografía un día después del deceso, mientras que ahora, en el universo de la red, es la imagen la que se encarga de comunicarles la muerte del ser querido.

¿Qué piensas tú al respecto?



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