En el Delta del Níger, los pescadores locales han de caminar cuatro horas y atravesar a pie varios ríos para poder encontrar lugares donde haya peces y el vertido sea menor. Allí, en uno de los ecosistemas más importantes del planeta, la gente tiene que beber, cocinar y limpiar con agua contaminada, mientras la extracción del petróleo continúa reportando pingues beneficios a las multinacionales extranjeras y al gobierno, condenando a la mayoría de la población a la más mísera de las pobrezas.
La mayor petrolera que opera en la zona es Shell, responsable directa de la destrucción de los principales medios de subsistencia de la población de la región. En los último cincuenta años, su actuación ha devastado las tierras cultivables, ha intoxicado el pescado y ha arruinado la ganadería, con unas consecuencias catastróficas para la población y unos efectos a largo plazo del todo impredecibles.
A pesar de las innumerables denuncias de las comunidades locales y de organizaciones internacionales, Shell continúa en sus trece y no sólo se niega a aplicar las medidas suficientes para evitar nuevos daños, sino que evita informar sobre los efectos reales del petróleo y no asume reparaciones para las víctimas.
Amnistía Internacional está efectuando una recogida de firmas para exigir al nuevo director ejecutivo de Shell, Peter Voser, que asuma su responsabilidad para con estas gentes.
Igual te gustaría unir tu voz a la de otros muchos que ya lo han hecho.
No hay comentarios:
Publicar un comentario