“No quiero parecer conservador, ni viejo, ni estúpido y por eso sonrío a los hunos de Atila. No es mi forma de aceptar a los demás, se trata sólo de una máscara para sobrevivir en medio de la estupidez, incluida la mía. Vivo en un mundo de personas que se ocultan detrás de corazas por miedo a mostrarse, a ser el real. Me gusta más el otro mundo, el de la gente que no tiene tiempo ni energía para el disimulo, pero que desconocen lo esencial, que aquí no está el paraíso con el que algunos sueñan porque el paraíso, aunque lo vendan caro o barato, no existe. Es un timo del que nadie regresa para denunciarlo.”
Genial Ramón Lobo, como siempre, en “El olor de la felicidad”.
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