En este país son pocas las cosas que cambian, por mucho que algunos interesados pretendan hacernos ver que todo ha cambiado para gozo de la ciudadanía.
El que más o el que menos sigue a lo suyo y poco le importa las leyes, las tendencias o la vergüenza torera. El caso es seguir con lo mío, no escuchar a los demás y hacer lo que me venga a gana en todo momento. La ética y la coherencia no son postres para esta cena. Así que para qué perder el tiempo.
Los lavados de cara se quedan en eso, puro maquillaje. Porque cuando vienen maduras recurrimos a los de siempre y santas pascuas, a pesar de que nos hayamos pirado por patas sin importarnos un huevo lo que le ocurra a los demás. Que también el cielo entiende de clases y si no que se lo pregunten a su santidad. Que lo del perdón está muy bien, pero oiga, cada uno en su sitio. A mí que apunten que era yo el que estaba arriba.
En este país, donde la hipocresía campa a sus anchas, no pidan ustedes revisiones de la historia, ni reconciliación nacional. Aquí hubo un vencedor y eso no puede olvidarse jamás. Y además tiene su precio.
País de locos.
3 comentarios:
Saludos Jack!!
Enhorabuena por ser incluido en la lista de los 40 blog imprescindibles. Realmente, el tuyo lo es por derecho. Contigo aprendo sobre buen periodismo.
De locos y de conformistas que es mucho peor...
Un abrazo.
Gracias Dani, viendo de ti me llena de orgullo. Un abrazo, compañero.
Isa S.B: tenemos que aprender a soñar que es posible, que somos capaces de conseguirlo.
Un abrazo.
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