Con motivo de su intervención en el Foro de Sociedades Digitales 2008, César Calderón ha publicado un post donde esboza lo que será su intervención en la mesa redonda “Política y Ciudadanía 2.0”.
El propio César, como no podía ser menos, propone un debate para ofrecer aportaciones a lo que será su presentación a través de los comentarios del blog.
Yo me permito plasmarla aquí, ya que el tema es apasionante y hacerlo como comentario me parece demasiado extenso y quizás un tanto abusivo.
Parte Netoratón de una premisa casi incuestionable: los intermediarios sociales -léase partidos, sindicatos, asociaciones, etc.- verán reducido su papel con el paso del tiempo y el uso de las tecnologías, porque el individuo sustituirá al colectivo en el control de políticas y gobiernos.
Desde dicha base se plantea una serie de cuestiones que me gustaría desgranar.
Dice César que las estructuras intermedias de las organizaciones tradicionales serán las más refractarias al cambio. Y no le falta razón, ya que son las que más tienen que perder. Las estructuras generalmente piramidales de estas organizaciones facilitan que en dichos nudos anide con mayor facilidad el amiguismo y el pago de favores. Al eliminarse la intermediación su papel fundamental deja de tener utilidad.
También afirma que las nuevas oportunidades de aprendizaje, conversación y participación generarán también nuevas desigualdades. Hasta ahora, la brecha digital afecta al acceso al conocimiento y a la tecnología fundamentalmente, pero la progresiva implantación de la ciudadanía 2.0 hará que afecte a derechos fundamentales. La brecha digital será no sólo más profunda sino de mayor entidad.
El valor por excelencia de la ciudadanía 2.0 es la participación, nunca los megas de la velocidad de conexión a Internet ni la capacidad del procesador de nuestro ordenador.
Sin que la participación pase a formar parte de nuestra cotidianeidad no puede haber ciudadanía 2.0.
Las arquitecturas sociales efímeras de las que habla César obligarán a formular nuevos modelos de partidos, sindicatos, asociaciones, etc.
El vector de aproximación del ciudadano 2.0 es la confianza y la satisfacción obtenida. Un ciudadano insatisfecho no confía en nadie.
- Las estructuras generalmente piramidales de estas organizaciones facilitan que en dichos nudos anide con mayor facilidad el amiguismo y el pago de favores. Al eliminarse la intermediación su papel fundamental deja de tener utilidad.
ResponderEliminarNo puedo estar más de acuerdo, las mesocracias nacidas del sistema actual verán amenazado su status y reaccionarán -ya lo estan haciendo- virulentamente contra los cambios.
- La brecha digital será no sólo más profunda sino de mayor entidad
Si me permite utilizaré esta frase en la presentación, por supuesto citándole.
- El valor por excelencia de la ciudadanía 2.0 es la participación, nunca los megas de la velocidad de conexión a Internet ni la capacidad del procesador de nuestro ordenador. Sin que la participación pase a formar parte de nuestra cotidianeidad no puede haber ciudadanía 2.0.
De nuevo coincidimos, esto no va de conectividad ni de aplicaciones, va de valores.
De este blog y cuanto él contenga puede utilizar lo que le plazca, César.
ResponderEliminarUn saludo,