Según el Banco Mundial, 1.400 millones de personas viven en la pobreza. Por su parte, La Agencia de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación FAO estima que ya hay 75 millones de hambrientos y 923 millones de desnutridos en el mundo.
Sin embargo el ser humano se ha vuelto inmune a las cifras de tanto escucharlas. Ocurre lo mismo que con el virus adormilado que nos inoculan con la vacuna para que nos aporte inmunidad. Las cifras han pasado a ser esa luz naranja intermitente que nos hace sentirnos afortunados de no padecer la enfermedad, al menos de momento.
La carestía de los alimentos, la producción de biocombustibles y la especulación con las producciones alimentarias están entre las causas más graves de la menor disminución global de la pobreza que la que se esperaba.
En palabras de Elisabeth Stuart, de Intermón Oxfam, nunca ha sido tan urgente la adopción de medidas, sobre todo en África sub-sahariana, donde la mitad de la población vive en condiciones de pobreza extrema. Situación que no ha cambiado en los últimos 25 años.
Stuart advierte de que en los próximos años otros 500 millones de personas podrían ser arrastradas hacia la pobreza de no cambiar la situación. De hecho, en España se calcula que una de cada cinco personas es pobre.
Las conclusiones también coinciden con las de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), que afirma que muchos países han recortado su ayuda económica a los países más necesitados, incumpliendo la promesa del G8 en la conferencia de Gleneagles (Escodia) de duplicar su ayuda económica a África en el 2010.
Carlos Gailán, de Intermón Oxfam España, afirma que bastarían sólo 14.000 millones de dólares para reactivar la agricultura de los países en desarrollo, lo que mermaría de manera considerable estas cifras.
En días pasados se han lanzado al viento de los titulares de los medios cantidades enormes de dinero para la salvar la banca especuladora. ¿Por cuánto ha salido esa macro operación de las finanzas internacionales para poner a buen recaudo los beneficios de los avariciosos? ¿Por qué preferimos salvar entidades ficticias y de objetivos oscuros antes que salvar a personas de carne y hueso que se juegan la vida en ello?
Son de ese tipo de preguntas para las que el sistema no encuentra respuesta jamás. Pero también son de las preguntas que se nos instalan en la conciencia para quedarse y hacer que disfrutemos un poco menos de la vida.
Así, al menos, lo veo yo.
EL QUE IGNORA AL POBRE Y LA POBREZA Y NO FAVORECE LA IGUALDAD DEL HOMBRE, YA ES POBRE DE ESPIRITU; PERO POR MUCHO QUE TENGA AHORA, SU DINERO Y SU PODER MATERIAL, SE ACABARÁ Y EN EL FONDO DE SU CORAZÓN SIEMPRE SE ESTARÁ SINTIENDO INSATISFECHO, TRISTE Y PAUPÉRRIMO.
ResponderEliminarGracias Chema, amigo. Tú ya sabes que en este blog tienes un sitio muy especial.
ResponderEliminarUn abrazo.