“Vale, somos pobres (los bancos), pero hagamos como que somos ricos. Y lo malo, o lo bueno, es que en este mundo de las apariencias, el truco puede funcionar y ayudar a resolver parte de la crisis real que está llevando a casa, de manera temporal o definitiva, a cada vez más trabajadores para los que no funciona la magia contable de hacer como si siguieran teniendo trabajo”
Lo escribe Jordi Sevilla -el entre paréntesis es mío- en un post más que recomendable explicando la letra menuda del paquete de rescate financiero aprobado en Estados Unidos.
Me han llamado la atención sus reflexiones sobre la sugestión y la realidad, porque me recuerdan la trama de ficción de Matrix, donde el mundo no es más que una simulación virtual regentado por las máquinas.
En definitiva, se trata de que la realidad no existe, es decir, que” la realidad es aquello que conseguimos que una mayoría crea que es real”.
Él mismo afirma que este engaño permanente incluso, esta negación constante de la realidad, puede ser beneficioso en un mundo gobernado por las apariencias. Y eso es lo más preocupante de todo, porque es como afirmar que necesitamos la mentira para poder vivir y que todo vaya bien.
Nosotros seguiremos siendo lo que somos, humanos mortales, pero ellos, los banqueros y especuladores, cada día se van pareciendo más a las máquinas de la inolvidable película de ciencia ficción (¿o realidad camuflada?).
Y así nos va, claro.
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