Mi obra literaria

28 octubre 2008

El Huerto del Rey Moro de Sevilla, un tesoro que peligra por el acoso urbanístico

Esta es la historia de un huerto medieval precolombino anclado en el corazón del casco histórico de Sevilla. Se trata del Huerto del Rey Moro, un espacio de 5000 metros cuadrados vacío y lleno de árboles y fauna, situado entre las calles Sol y Enladrillada en uno de los barrios de mayor densidad edificatoria de la ciudad, tras los Jardines del Valle.

Es el mayor espacio público no urbanizado ni mercantilizado del casco histórico de Sevilla y está vinculado a la Casa del Rey Moro, una construcción gótico-mudéjar de finales del XV. Ambos fueron declarados Bien de Interés Cultural con la categoría de Monumento en el año 2001.

Casa y huerto han estado abandonados durante siglos y se transformaron de acuerdo con las necesidades de los vecinos. La Casa se transformó en su día en Casa de Vecinos y la huerta en lugar de abastecimiento de higos, moras, nísperos, limones y naranjas de los árboles existentes y los productos hortícolas que se cultivaron durante las épocas de necesidad, que no fueron pocas.

Los más viejos del lugar todavía recuerdan sus juegos entre los restos de acequias, pozos, aljibes y albercas que configuraban el jardín-huerta y que hoy descansan bajo un relleno de escombros que ha ido colmando y nivelando este espacio singular.

Hace ya cinco años, los vecinos del barrio decidieron acabar con este abandono y reutilizar el solar dada la escasez de espacios públicos de encuentro y trabajo en la barriada. Su constancia y sus reivindicaciones han logrado llenar de vida urbana y vecinal un jardín público abandonado a su suerte y la de los especuladores.

Como consecuencia de dicha lucha, el 15 de febrero de 2004 se inauguraba de forma vecinal la ocupación del espacio para uso y disfrute del vecindario. El movimiento vecinal, encabezado por la Plataforma “La Noria” de Amig@s de la Huerta del Rey Moro, creada por vecin@s, asociaciones y colectivos del barrio a tal efecto, se propuso la revitalización y uso de este singular espacio, presentando infinidad de reivindicaciones, propuestas y actividades a las administraciones públicas competentes (Junta de Andalucía y Ayuntamiento de Sevilla).

En la actualidad el espacio se utiliza para albergar el reposo y el ocio en torno a actividades medioambientales, comidas populares, un cine de verano, jornadas infantiles de juegos, actuaciones musicales, teatrales, títeres, talleres de pintura y otras muchas propuestas que se dinamizan y toman forman a través de la Plataforma “La Noria”.

Probablemente el proyecto más importante de todos es el Programa de huertos escolares, en el que participan 500 niños de tres colegios del barrio, realizando jornadas de trabajo en torno a la cultura hortofrutícola y medioambiental. Mediante este programa se ha generado una pequeña infraestructura de huertos donde los niños aprenden a semillar, trasplantar, distinguir variedades, tratar plagas, instalar sistemas de riego y otras muchas actividades en relación a la alimentación saludable y la cultura de la huerta y los productos ecológicos. Todo ello en pleno corazón de Sevilla, en un barrio apretado y carente de espacios de esparcimiento y ocio al aire libre.

Pero esta hermosa realidad del movimiento asociativo y vecinal de mi ciudad corre un grave peligro: la planificación urbanística. La Junta de Andalucía y el Ayuntamiento de Sevilla pretenden construir viviendas públicas y la privatización de la huerta como jardín semi-privado.

En concreto se pretenden construir dos bloques de viviendas que cerrarían la potencial permeabilidad espacial y visual de la calle Enladrillada. Hablamos de dos administraciones gobernadas por la izquierda que intentan utilizar la excavación arqueológica que pronto se iniciará como excusa para desalojar del lugar sus usos ciudadanos.

Sin embargo, los vecinos no se van a quedar quietos y ya han comenzado a movilizarse iniciando una campaña de recogida de firmas en defensa del Huerto del Rey Moro, basada en tres puntos concretos:

1.- La exigencia de que los trabajos arqueológicos y demás actuaciones por venir se hagan compatibles en todo lo posible con los usos sociales que tiene el lugar.

2.- La exigencia de que se abandone, de una vez, la pretensión de construir en este espacio libre, declarado Monumento además.

3.- La exigencia de que los gobernantes tomen en consideración y consensúen con el vecindario la planificación y ejecución de las intervenciones en sus barrios.

Si quieres solidarizarte con esta singular lucha puedes hacerlo a través de la página de Indymedia Estrecho, donde te podrás descargar las hojas para recogidas de firmas y las octavillas.

Imágenes: Federación de Arquitectura Social

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