Mi obra literaria

14 octubre 2008

El entorno económico en el que trabajan los periodistas

Leo en 233grados.com el artículo “12 pasos para ser un periodista digital” donde Jeremy Lennard, subdirector internacional del diario británico The Guardian, presentaba una guía elaborada en colaboración con Phillipe Couve, del Centro de Formación de Periodistas de París, donde se detallaba con minuciosidad lo que un periodista debe saber para estar bien preparado y acceder a su profesión den 2009.

Al final de la enumeración de virtudes y cualidades necesarias para abordar la ardua tarea de informador en la red, los propios autores del artículo añaden un poco de humor al asunto y reconocen que hay que “situarse en medio del cruce de caminos entre el reporterismo tradicional, el friki tecnológico y el profesional del marketing” para cumplir todos los requisitos necesarios.

Sin embargo, me llamó especialmente la atención lo relativo al punto 8:

“Los periodistas deben ser conscientes del entorno económico en el que operan. No deja de ser una sorpresa y frustración habitual entre los profesores que muchos estudiantes se les acerquen convencidos de que su razón de ser es “salvaguardar la democracia” y que su noble misión no puede verse impedida por obstáculos financieros”

Lo que yo entiendo de este párrafo es, en román paladino, que la pasta es la pasta y lo demás son monsergas. En la función periodística así concebida, prima antes el beneficio económico, la supervivencia del medio, que el servicio público. Sin pasta no hay medio, ni periodista que en él escriba. Y en caso de conflicto de intereses, la democracia y toda su parafernalia pasan a un segundo plano y se impone la obtención de ingresos. Eso que se argumentaba desde los orígenes del periodismo de “salvaguardas de la democracia” queda relegado a un mero eslogan de producto. La sombra de los intereses ajenos al periodismo que tanto daño le han hecho a través de los siglos se vuelve a ver planeando, ahora sobre el periodismo digital.

Igual es que a Jeremy Lennard le hace falta leer a Juan Varela explicando la necesidad de un nuevo modelo de negocio de la información para comprender que el futuro de esta profesión pasa necesariamente por desprenderse de viejos hábitos ya desfasados.

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