“Afortunadamente esos textos y titulares --salvo noticias de última hora-- pasan adecuadamente por los ebanistas de las palabras, esos compañeros editores que desde el anonimato corrigen con mimo lo que los “plumillas” tecleamos con celeridad. Tiran del Diccionario de la Lengua Española, del Panhispánico de Dudas o de donde haga falta para resolver cuestiones lingüísticas y sintácticas que el resto no acertamos a ver. Su biblia [profesional, claro] suele ser el Libro de estilo, aunque no siempre lo que dice va a misa.Defienden la perfección a sabiendas de que la lengua es un organismo vivo en constante evolución y que requiere tanto cuidado como el rigor informativo de cada noticia.”
Nacho de la Fuente homenajea en La huella digital la labor de los correctores de los diarios. Una tarea sórdida y poco reconocida, pero tan necesaria para la supervivencia de un bien tan preciado como la lengua. Él ha encontrado el término metafórico perfecto para describirla: ebanistas de la lengua.
Como trabajador que soy y me siento, creo que no existe un regalo mejor en el mundo que un compañero te ofrezca una hermosa metáfora para agradecerte tu trabajo.
Nobleza obliga, Nacho.
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