46 periodistas asesinados y diez desaparecidos. 80 en los últimos 25 años. Escalofriante.
Es el trágico balance de ataques a los informadores durante los seis años de gobierno de Vicente Fox Quesada y lo que lleva el actual presidente Felipe Calderón Hinojosa en México.
Según denuncia
Lo más grave, denuncia, es que todos los casos yacen en la más vergonzosa impunidad. El fenómeno tiene como único objetivo el socavar las libertades de prensa y expresión, así como el derecho a la información.
Durante 2007, la comisión abrió 84 expedientes de queja por agravios contra periodistas en el ejercicio de su profesión, relacionados con presuntas violaciones de sus derechos informativos. También documentó 88 casos que se hicieron públicos en diversos medios informativos y que podrían constituir violaciones a las garantías fundamentales de los comunicadores, además de que constantemente emite las recomendaciones de los casos a las autoridades competentes.
FELAP se queja también en su informe de que la llamada “gran prensa” jamás haya prestado el menor respaldo a sus reclamaciones, acusándola de preferir mencionar a organizaciones extranjeras, que minimizan las cifras, a las asociaciones nacionales y regionales en sus demandas de justicia.
Varias asociaciones profesionales de periodistas como el Club Primera Plana (CPP), la Federación de Asociaciones de Periodistas Mexicanos (FAPERMEX) y
Sé que varios grupos españoles de comunicación tienen intereses y medios en México. Lo que desconozco es su actitud ante esta cruel realidad, pero me causaría una tristeza insoportable el descubrir que, quienes defienden aquí con tanto ardor la libertad de expresión, permanezcan allí callados e impasibles ante tal atrocidad.
Suena horrible, como tantas otras desapariciones y ajustes de cuenta tan propios de este país, pero a los poderosos lo único que les importa es llenar sus bolsillos hasta que rebienten en lugar de construir un mundo mejor en el que sus hijos puedan salir sin tener que ser desplazados en helicópteros o avionetas privadas y vivir con miedo a posibles secuestros...Menos mal que hay una nueva ola política, algo tarada, en el continente, que se creen que las cosas pueden cambiar, ojalá que así sea...
ResponderEliminarUn abrazo...