Mi obra literaria

10 enero 2008

El dinero aburre


Que el dinero aburre es algo que los indigentes tenemos claro desde el inicio de los tiempos. El amasar cantidades ingentes de pasta deja de ser divertido como finalidad vital cuando lo consigues y ya, por esa inercia fatalista que tiene la riqueza de reproducirse como conejos sin pedir permiso a nadie y acumularse siempre en el mismo número de cuenta, se convierte en rutina grotesca y aburrida.



Entonces el ocio y la diversión, el encontrar un entretenimiento que consiga hacerte olvidar el mecanismo implacable y reiterativo de la cotidianeidad puede llegar a convertirse en un serio problema de rango existencial, uno de los muchos que azotan las pensantes cabezas de aquellos que no tienen que preocuparse del sustento en el resto de sus vidas.

Es lo que les ocurre a la pandilla de nuevos ricos que ha aflorado en Rusia a la sombra de las alas liberales de Vladmir Putin, unos 100.000 según las últimas estimaciones, tal y como nos cuenta Daniel Utrilla en un artículo de Cronica, el suplemento del diario El Mundo. Los muchachos se aburren de nadar en la abundancia y han de procurarse nuevos medios para satisfacer sus necesidades urgentes de entretenimiento.

Por esa razón habita en este mundo Serguei Kniazev, un psicólogo extravagante que tiene una empresa en pleno centro de Moscú, la Producers Center Company, que se dedica a satisfacer a las necesidades de sus potentados cliente mediante extravagancias únicas ideadas por su mente parturienta.

Para ello ha ideado un juego que esta haciendo furor entre los magnates y que consiste en cambiar las vestimentas de lujo por los harapientos trapos de los mendigos durante unas horas y hacer inocentes competiciones para ver quién consigue más limosnas con su disfraz de pordiosero.

El caprichito puede salirte por unos 5.000 dólares o más y se desarrolla en la plaza Komdomolska, donde confluyen tres estaciones de tren que son parada obligada de los mendigos de la ciudad. El psicólogo aberrante se encarga de preparar los disfraces en su propio taller y de barrer la zona de sin techos y de policía durante el tiempo que dura la parodia.

Y es que, como es bien sabido, el dinero no proporciona la felicidad, pero sí puede ser un buen alivio para paliar la espera.

2 comentarios:

  1. Anónimo9:44

    este mundo esta loco! buen trabajo de investigación tu blog

    ResponderEliminar
  2. anónimo: me alegro que te guste.

    ResponderEliminar

Este blog no se responsabiliza de los comentarios de los lectores y se reserva el derecho de no publicar los mensajes de contenido ofensivo o discriminatorio.