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26 enero 2015

Hospitales bombardeados y civiles atrapados en Ucrania



En las últimas semanas, el recrudecimiento de las hostilidades en Ucrania ha llegado a niveles inéditos desde agosto y la situación para los civiles atrapados en las zonas de conflicto resulta cada vez más difícil, según un comunicado emitido por la organización médico humanitaria Médicos Sin Fronteras (MSF). Mientras los médicos que trabajan en los hospitales cerca del frente afrontan dificultades para tratar a los heridos con suministros cada vez más escasos, los equipos de MSF amplían sus acciones de apoyo. Sin embargo, los intensos combates están impidiendo llegar a las zonas más castigadas. 

“Los trabajadores sanitarios llevan meses soportando una presión inmensa, con miles de heridos y desplazados”, explica Loïc Jaeger, coordinador de los proyectos de MSF en Ucrania. “La intensificación de los combates solo ha agravado lo que ya era una carencia absoluta de medicamentos esenciales como antibióticos, analgésicos y materiales e instrumental quirúrgicos. En las circunstancias actuales, los médicos y enfermeros que trabajan en los hospitales en la cercanía del frente están desesperados”, añade. 

Los directores de los hospitales de Donetsk, Stakhanov, Pervomaisk y Novoaidar, a los que MSF suministra material médico desde el inicio del conflicto, han informado del aumento del número de civiles ingresados desde que el pasado 13 de enero se reiniciaran los combates más graves. Desde entonces, los equipos de MSF han abastecido a estos centros y a otros siete hospitales en ambos lados del frente para asegurar que los médicos disponen de material suficiente para tratar hasta a quinientos pacientes.

Desde el inicio del conflicto, los hospitales han sido convertidos en objetivo y, sólo en la última semana, centros sanitarios tanto de Donetsk como de Luhansk se han visto alcanzados por misiles y bombas. El 19 de enero, el hospital número 3 de Donetsk recibió el impacto de un misil, a pesar de encontrarse en pleno centro de la ciudad, a siete kilómetros del frente de guerra. 

“El bombardeo de las estructuras médicas, tanto si es indiscriminado como planificado, es absolutamente inaceptable”, dice Jaeger. “Cuando las estructuras sanitarias resultan dañadas, no son sólo los heridos quienes dejan de recibir tratamiento hoy, las mujeres embarazadas, los niños enfermos y la gente con patologías crónicas como diabetes, cardiopatías o hipertensión también se quedarán sin él el día de mañana. Todas las partes involucradas en el conflicto deben asegurar que los hospitales y el personal sanitario son respetados”, concluye. 


El 14 de enero, un orfanato que acogía a personas con discapacidad mental en Slavyanoserbsk, en la región de Luhansk, que también recibe suministros de material de MSF, quedó muy dañado después de que la ciudad fuera pasto de un intenso bombardeo. Un equipo de MSF pudo llegar al hospital principal de la ciudad cinco días después para entregar material médico para tratar a cincuenta pacientes. El hospital se había quedado sin suministro eléctrico durante dos días a causa de los bombardeos. En el trayecto hasta el hospital, los miembros de MSF vieron al menos diez casas totalmente destruidas en el centro de la ciudad. 

Civiles atrapados

“Entrar y salir de la zona de conflicto resulta cada vez más complicado tanto para los civiles como para los equipos de MSF que pretenden asistirles”, afirma Jaeger. Además relata que “el lunes y el martes nuestro equipo trató de hacer llegar material de emergencia a un hospital en el frente de Gorlovka, en Donetsk, pero los camiones tuvieron que regresar después de ser bloqueados en los puestos de control. Todavía hoy no hemos podido acceder a la zona. Con la situación para los civiles cada vez más deteriorada, es esencial que todas las partes involucradas en el conflicto permitan que la ayuda humanitaria llegue a aquellos que más la necesitan de forma desesperada”. 

Desde noviembre, las medidas adoptadas por el gobierno de Ucrania de restricción de movimientos han supuesto que los civiles que viven en áreas controladas por los rebeldes se encuentren atrapados de facto y que la recepción de ayuda humanitaria sea más complicada. Todo servicio social público ha sido bloqueado, incluyendo el pago de pensiones, los suministros médicos y los salarios de los trabajadores públicos, médicos y sanitarios incluidos. Los bancos han recibido órdenes para el cierre de cuentas en estas áreas y de todos los servicios bancarios, incluyendo los cajeros electrónicos y los pagos con tarjeta de crédito. La población no tiene otra opción que cruzar el frente para poder obtener fondos o acceder a sus pensiones.

Esta opción será aún más difícil después de una nueva medida, que entró en vigor el 21 de enero, y que dictamina que solo aquellos que cuenten con un pase especial podrán entrar y salir de las zonas controladas por los rebeldes. Además, desde el 19 de enero, los movimientos hacia y desde Luhansk se han visto gravemente limitados a causa de los combates y el daño ocasionado a las carreteras.

Fotografías: Manu Bravo.

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