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11 abril 2012

Periodismo & 15M, ¿Una historia de amor y odio?

Ayer se celebró en el Centro Cívico Las Columnas, en Triana, el acto Periodismo y 15M, organizado por la asamblea 15M-Triana-Los Remedios y la Asociación de la Prensa de Sevilla. 
La charla debate, que versó sobre las relaciones del Movimiento 15M y los medios de comunicación, contó con la participación de Juan José Téllez, columnista y tertuliano de medios como La Voz de Cádiz, Canal Sur Radio y TelevisiónEspañola, Rocío Muñoz, periodista en Onda Local de Andalucía y Periodismo Humano, Antonio Morente, subdirector de El Correo de Andalucía y Roberto Lakidain, redactor del centro territorial andaluz de Televisión Española. Ente los asistentes, además de integrantes del movimiento 15M de Sevilla, se encontraban algunos periodistas y estudiantes de la Facultad de Comunicación de la Universidad de Sevilla.
Como en toda relación de amor odio que se precie, durante el debate no pudieron faltar la retahíla de loas y reproches entre dos cónyuges que quieren aparentar estar distanciados, cuando en realidad no pueden pasar el uno sin el otro.
Que el periodismo necesita imperiosamente de movimientos ciudadanos como el 15M, que además de proporcionarle contenidos lo cuestionan y lo hacen revisar sus propias dinámicas de producción para que no se olvide nunca de cuál es su cometido fundamental, es algo que pocos profesionales de los medios se atreve ya a poner en duda.
Y, a su vez, que movimientos de activismo ciudadano como el 15M tienen una imperiosa necesidad de llegar a las conciencias de cuantos más ciudadanos mejor es algo tan incuestionable como que la mejor herramienta para lograrlo son lo grandes medios de comunicación de masas.
Lo que sucede es que el desencuentro se imbrica en la misma génesis de la manera de actuar de ambos, unos por su ya dilatada manía de adecuarse a las necesidades de las empresas editoras más que a las informativas de la ciudadanía y los otros porque lejos de intentar adaptarse a estructuras informativas y procesos de producción de la información que ya son clásicos, dificultan y hacen inoperativos los escasos esfuerzos de los primeros por practicar una cobertura que se adecúe a la realidad.
A ello hay que sumarle que, en la era de Internet y las telecomunicaciones, el Movimiento 15M no ha sabido rentabilizar las potentes herramientas de las que dispone para consolidar un canal de información propio e independiente que le sirviera de puente ante esa ciudadanía que masivamente se alinea con sus pretensiones.
Juan José Téllez, más que cuestionar el papel de los medios ante un acontecimiento como el 15M, lo hizo sobre la incidencia de los mismos en la sociedad contemporánea, donde lo que denominó como “columnismo navajero” ha sido capaz de obtener frutos en cuanto a la orientación del voto en la sociedad española.
Alertó de la caída progresiva de aquellos medios que proponían una visión diferente de la actualidad que se ha venido produciendo en los últimos años y afirmó que la caricaturización del 15M por parte de determinados medios ha sido frívola y descaradamente interesada.
En su opinión, el debilitamiento del movimiento se ha producido porque los actores tradicionales han recuperado su protagonismo en la movilización. Así como el mayo del 68 provocó un cambio sustancial en la comunicación, para Téllez el 15M, a pesar de disponer de un fenomenal sistema de redes, no ha sabido hacer lo mismo: generar un nuevo periodismo, con una nueva estética, que diese respuestas a las exigencias informativas de los medios para multiplicar su voz. Lejos de eso, se ha limitado a producir un exceso de iconografía ingeniosa y espectacular que ha logrado ocultar el contenido del movimiento.
La prueba más irrefutable, en su opinión, es que ahora mismo el 15M no está en los medios, cuando hay muchísimas más razones que nunca para salir a la calle. “El periodismo no es más que la gestión de la plaza del pueblo, afirmó, y no se debe confundir nunca la información con la actualidad, porque la información sólo ofrece una cara de la realidad”.  Téllez defendió que el 15M debe aprovechar los nichos de pluralidad de los medios allí donde estén.


Antonio Morente, reconoció que al principio los medios no dieron apenas repercusión al 15M porque “no lo vimos venir”. La falta de un ideario concreto y de líderes los despistó totalmente. Ante dicho fallo inicial, los medios reaccionaron según su ideología; unos intentando corregirlo y otros caricaturizando (incluso criminalizando, diría yo) el movimiento.
La poca homogeneidad, según él, posibilitó que se guiaran de manera prioritaria por esa iconografía ingeniosa que ha caracterizado al 15M desde sus inicios. A ello habría que sumarle esa perenne necesidad del titular que adolecen los medios y que es lo que ha marcado ese cierto distanciamiento.
Morente reconoció que los medios “al 15M nos lo comimos con papas”, pero le recriminó que, si quieres cambiar las cosas tienes que estar dentro de los mecanismos para cambiarlas, y el escenario de la comunicación no es una excepción a esta regla. En su opinión, al 15M le ha faltado crear un núcleo de opinión que fuese capaz de influir en los partidos políticos y que la saturación de mensajes dificultaron la información.


Rocío Muñoz intervino desde su doble condición de periodista y a la vez activista del movimiento 15M. Comenzó su intervención destacando que Periodismo Humano se convirtió en el referente periodístico internacional durante el 15M por la excepcional cobertura que brindaron del acontecimiento sus periodistas.
Afirmó que los medios se vieron obligados a contar lo que acontecía por encima incluso de su lógica de empresas, pero que la relación entre ambos no ha sido un fracaso, aunque sí se han cometido errores. El mayor, el que el movimiento no supo articular y consolidar sus propios canales, que tenían como objetivo establecer una comunicación directa con la sociedad, sin intermediarios. Porque la voz del 15M no se va a fraguar nunca a través de un medio de comunicación convencional.
Muñoz argumentó que la libertad de prensa está sometida en la mayoría de los casos a la libertad de empresa que, sumado a la falta de líderes claros, hacían el trabajo del periodista casi imposible. Aún así, el movimiento no ha sabido llegar lo suficientemente a la ciudadanía.


Para Roberto Lakidain, el 15M sí está en los medios de comunicación, en este momento como un guerrero silente, porque su éxito ha sido indudable. Lo que ocurre es que ha desaprovechado el altavoz de aquellos medios que quisieron estar por su inoperatividad.
En su opinión, es evidente que los medios fracasaron, pero existía una intensa campaña en la red que no se supieron aprovechar. Les faltó actuar con criterios profesionales en la comunicación en las redes sociales y defendió que el enemigo del 15M no está dentro de los medios, porque “nosotros estamos deseando contarlo”. “Yo creo en el poder editorializante de quienes trabajamos en los medios de comunicación”, afirmó.
Puso el ejemplo de los Desayunos de TVE, que quisieron llevar a integrantes del movimiento al estudio para entrevistarlos y fue prácticamente imposible. Porque la comunicación del 15M no puede ser ajena a los intereses de los medios de comunicación. “Los periodistas estamos sometidos a unos estamentos e intereses concretos, que no son ajenos a nuestro proceder profesional”, dijo, y aportó el dato de que cada día hay 17,5 millones de espectadores que ven los informativos y el 15M debe intentar llegar a ellos.


Durante el debate posterior, algunos asistentes se quejaron sobre la politización de los medios de comunicación. La gente defendía que no eran ellos quienes tenían que adaptarse a las necesidades mediáticas, porque el 15M “no es un gabinete de prensa”.
“Si un periodista quiere informar sobre una asamblea, sólo tiene que vestirse de calle y acudir para contarlo”, dijo un asistente. Algunos defendieron que es necesario abandonar el periodismo de declaraciones y profundizar más en las historias de la gente. Incluso cuestionaron los criterios por los que se determina si algo es o no noticia.
El hecho de que todavía los medios confundan Democracia Real Ya con las asambleas constituyentes o con las asambleas de base es simplemente falta de interés, argumentaron, y si alguien conoce la existencia de alguna asamblea a través de la televisión, el 25M lo debería considerar un fracaso, porque significaría que no ha sido capaz de hacerlo por sí mismo.

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