El PSOE de Andalucía se aferra a lo sucedido en Sevilla en las pasadas elecciones generales. En la provincia y en la capital como a un clavo ardiendo. Sevilla como acto de fe, como última esperanza.
Ni siquiera los malos augurios pronosticados por los datos de un sondeo hecho público hoy consiguen desmoralizar a los socialista andaluces. Sevilla es el asidero y en parte tienen cierto motivo a la esperanza, el barómetro en cuestión se realizó con anterioridad a las votaciones del 20N, cuando consiguieron recortar 9 puntos. Pero de eso a hablar de remontada va un trecho.
A pesar de que muchos líderes socialistas insisten en que hay partido, diez puntos de ventaja son en la práctica demasiados puntos. Y Arenas lo sabe bien, por eso insiste en su discurso triunfalista. Si no ganase ahora, es más que probable que no lo pueda hacer nunca.
Sin embargo, tras la fría fachada de los titulares hay otros aspectos que han pasado más desapercibidos. Uno de ellos, como señala Juan Carlos Blanco en su blog, es que más del 70% de los andaluces desea un cambio político. Pero no se queda ahí la cosa, más del 60% desaprueba la gestión de la crisis que ha llevado a cabo la Junta de Andalucía. Demasiado trabajo pendiente para tan poco tiempo.
Sobre todo si el PSOE-A continúa manteniendo la que va a ser (y ha sido en los últimos comicios) su estrategia estrella. Confiar en que el salto lo provoquen los recortes que Rajoy pondrá en marcha en los primeros meses del año es mucho confiar. Tratar de inculcar más miedo a que viene la derecha provocaría de nuevo el irremediable efecto boomerang.
La única esperanza es que de la Operación Triunfo desatada en Ferraz en estos días surja una tormenta de ideas que cale en la ciudadanía y un rostro creíble para llevarlas a buen puerto. De no ser así, la partida tiene toda la pinta de resultar tan repetitiva como las dos anteriores.
No hay comentarios:
Publicar un comentario