La dirección de Tussam convoca a los medios y les pasa una información sobre el resultado de la gestión de la empresa el año pasado. Un periodista, el único que se hace eco en la presa local del tema y con bastante acierto, Javier Alonso, hace un certero análisis y traslada la información a los ciudadanos con este resultado:
Luego, esa misma información es trasladada al gabinete de mentiras de Tussam, que después de sazonarla y condimentarla adecuadamente, someterla al horno ignífugo de la manipulación y el sesgo y darle la vuelta como si de un calcetín apestoso se tratase la convierte en esto otro:
Del millón largo de viajeros perdidos el último año, el enésimo en el que se pierden viajeros a causa de la mala gestión de la dirección, nada de nada. Se han quedado por el camino que hay entre dos despachos de la segunda planta de la sede de la compañía.
Tampoco se habla, faltaría más, de lo que cuesta a las arcas de la empresa ese centrifugado informativo destinado a crear cerebros planos a costa de sobredimensionar las mentiras una y otra vez hasta que parezcan una verdad inmutable. Es la esencia del Arizaga stile. Así va la empresa.
Patético, no se me ocurre otro calificativo.
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