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20 enero 2011

Los viajes de Gulliver Monteseirín

El alcalde de Sevilla, Alfredo Sánchez Monteseirín, está tan amortizado política y noticiosamente ya no interesa ni a los medios, a pesar de la insistente manía de estos en rellenar papel como sea. Tanto es así que, supongo que desesperado por su desaparición de las primeras planas de los periódicos y dada su natural tendencia a aparecer en cuanta foto se le cruza en el camino, la fuerza gravitatoria de la nostalgia le obliga a difundir sus hazañas en su propio blog. Si la montaña no viene a Mahoma, a Mahoma no lo queda otra que ir a la montaña.

Es lo que ha sucedido con su reciente periplo por tierras germanas, del que sólo se ha hecho eco El Mundo Andalucía en todo el espectro de la prensa local. Y, la verdad sea dicha, el alcalde eso de desaparecer siempre lo ha llevado bastante mal.

El viaje en sí no es sino una de esas rutas turísticas revestidas de institucionalidad con la excusa de conocer la fábrica de la madera encargada de revestir las “setas” de la Encarnación y mantener una reunión con el padre de la criatura, el arquitecto alemán Jürgen Mayer, y su equipo de trabajo internacional. Con la de cosas que han pasado desde que se inició el proyecto, me temo que ambos habrán tenido que liberar la agenda para varios días.

Conviene explicar que la tourné, por una vez, no corre por cuenta del bolsillo de todos los que vivimos en esta ciudad, sino que es una gentileza de la compañía no en agradecimiento por el negocio fabuloso que ha supuesto para sus arcas la construcción del engendro, sino porque sin la presencia de Monteseirín en Germania es del todo imposible la finalización de la obra. A ese nivel de excelencia llegan los conocimientos del alcalde en la materia. Urge pues un concienzudo estudio de las cualidades exclusivas del pino finlandés de las que, con toda seguridad, carece el homónimo mediterráneo.

Y tal vez por eso, por lo sensible que anda el clima en la ciudad con esto de los gastos públicos comparados con la que nos está cayendo a resto de los mortales, el alcalde reitera una y otra vez hasta la saciedad en los posts donde nos refiere su viaje de Gulliver que es la empresa alemana la que paga el dispendio, no vaya a ser que alguien lo malinterprete y, agarrándose al clima de crispación imperante y a la antipática moda de sacudir a los políticos, a alguien le dé por poner en peligro su integridad física. Que locos los hay para todos los gustos.

Lo cierto es que como a nadie parece interesarle la ingente cantidad de cosas trascendentales que nuestro regidor lleva a cabo por los feudos germánicos, él mismo se ha puesto a relatárnoslos con todo lujo de detalles, por si por un descuido quedan postergadas de los anales de la historia.

Así nos deleita con cómo ha sido la visita a la fábrica de las milagrosas maderas, la buena marcha que llevan los trabajos pendientes, siempre que la inoportunidad de una nevada lo impida, el tratamiento que reciben una vez que desembarcan en Sevilla y una descripción detallada del engorroso proceso de montaje.

Concluye su relato, como no podía ser de otra manera, con una loa lorquiana a la empresa suministradora, resaltando su importancia en el contexto internacional, su participación en proyectos emblemáticos por todo el orbe y la cantidad de trabajadores que viven bajo el paraguas de su éxito, que ya se sabe que es de bien nacidos ser agradecidos.

A este paso, más nos valdría que los medios volvieran pronto a dedicarle su atención, porque de no ser así la cosa amenaza con que cualquier día se nos ponga a recitar sus batallitas como alcalde en mitad de la Avenida de la Constitución en plan juglar.

Y eso sí que sería un castigo verdaderamente insoportable.

Actualización 21 de enero 16:25 horas: me corrige a través de Twitter @JOSEMRO que los medios locales sí se han echo eco del viaje del alcalde y, tras una pequeña comprobación, he podido constatar que así es, aunque no con tanto detalle y precisión como lo ha hecho el propio Monteseirín en su blog. De ahí que lo haga constar aquí, al César lo que es del César.


2 comentarios:

Daniel M. dijo...

Sabía que se había ido pero no que por una vez no le habíamos pagado las vacaciones de nuestros bolsillos. Me voy a tener que tragar unas cuantas palabras que solté el jueves por la tarde mientras tomaba café con unos amigos y hablábamos del último paseo de Willy Fog.

Gregorio Verdugo dijo...

Daniel M. pues sí, ha pagado la empresa de las setas. Yo También tuve que rectificar lo de que no había sido cubierto por los medios, me advirtió un colaborador del gabinete del alcalde.