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10 marzo 2010

La batalla por Sevilla

Mucho se habla y se especula sobre el futuro sucesor como canditato a la alcaldía de Sevilla del actual regidor Alfredo Sánchez Monteseirín.
A juzgar por las declaraciones de los dirigentes del partido en sus comparecencias públicas está claro que buena parte de la partida se juega en el estadio mediático.
El mejor ejemplo es el propio secretario general del PSOE sevillano, que de exigir al alcalde insistentemente que agote el mandato ha pasado en tan sólo veinticuatro horas a "respetar" la decisión de Monteseirín, aunque esta fuese la de marcharse de inmediato. "Es una cuestión personal del alcalde que, en todo caso, se va a respetar", ha dicho. Tampoco se ha cerrado a la posibilidad de que se tenga que designar un candidato antes de lo previsto.
En lo que parecen coincidir todos es en la imposibilad absoluta de unas primarias, aludiendo que ese supuesto sólo se contempla para aquellos casos en los que no se está en situación de gobierno.
El otro handicap con el que cuentan las primarias, aunque ninguno lo dice abiertamente, es que el sector crítico liderado por el alcalde controla siete de las once agrupaciones de la ciudad, o lo que es lo mismo, más del sesenta por ciento del censo potencial que tendría que elegir al candidato a la alcaldía sevillana.
Y otra particularidad que tampoco se dice es que, en circunstancias como las que se están viviendo en Sevilla, con un alcalde que ya ha anunciado que no repetirá como candidato y un período de más de un año por delante hasta la celebración de las próximas elecciones municipales, bien se podría interpretar que se está en una situación de no gobierno, con lo que sería posible la celebración de unas primarias con sólo la aprobación del comité federal del partido.
Lo único que haría falta para poner en marcha el proceso y forzar al comité federal a tomar una decisión al respecto es que el porcentaje de militantes de la capital establecido en los estatutos lo solicitase formalmente.
Es aquí donde se vería bien a las claras los apoyos con los que cuenta cada uno, especialmente Alfonso Rodríguez Gómez de Celis, no ya por el control de las agrupaciones de la capital, que lo tiene de hecho, sino porque si el federal aceptara sería un signo evidente de que también cuenta con el respaldo de las altas instancias del partido en Madrid.
Sea lo que sea, la suerte parece que está echada y la incógnita no tardará demasiado en ser desvelada. Porque si algo no admite la batalla por Sevilla son pérdidas de tiempo.



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