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10 diciembre 2009

Zapatero nunca será Nobel de la Paz

Los del Partido Popular andan exaltados y nostálgicos. Les ha bastado que a Barack Obama le otorguen el Premio Nobel de la Paz por la nadería de enviar treinta y cinco mil soldados más a asarse a fuego lento en las calderas arenosas de Afganistán para subirse a la euforia y declarar a los cuatro vientos que este país ha perdido el valor y el arrojo de antaño y todo el mundo se lo toma a chufla. ¡Qué tiempos aquellos de los Tercios de Flandes, flagelos aterrorizantes de niños y ancianos allende las fronteras de la Patria!

Tal vez, si hubiésemos continuado con la vena belicista que nos llevó a Irak y que inspiró la gloriosa recuperación del islote de Perejil de las zarpas de seis zarrapastrosos soldados marroquíes, estaríamos hablando de un Presidente de Gobierno español galardonado con el prestigioso premio escandinavo, ahora que han decidido concederlo en formato preventivo.

Así las cosas, en estos momentos nos encontraríamos sumergidos en tres frentes relevantes, amén de los que nos marca la ONU, que son prestados y poco patriotas.

Andaríamos a hostias, como en los mejores e inolvidables tiempos, con la pérfida Albión por secuestrarnos impunemente una patrullera de la Guardia Civil mientras perseguía a unos narcos de mierda, habríamos organizado ya una marcha rojigualda para recuperar el llorado Sahara Occidental como consecuencia de la afrenta intolerable de Marruecos al endosarnos el marrón de Aminatu Haidar y ya estaríamos campando como por casa por las áridas llanuras de Mauritania y Mali, jugando a comandos para rescatar a nuestros cooperantes secuestrados por Al Qaeda. Haciendo turismo mientras invadimos países, que es la mejor forma de hacer patria.

Lo dicho, si todavía Zapatero no ha ganado todavía el Nobel de la Paz, no es por falta de oportunidades para ello, sino cuestión de huevos.



1 comentario:

megustas dijo...

la ironía educada es sintoma de inteligencia, espero que este artículo haga pensar a más de uno.

Me haces pensar que aún quedan esperanzas