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16 octubre 2009

Tirar de Visa

Había un alto responsable político de una empresa municipal sevillana que tenía una curiosa forma de concebir la utilidad de la Visa corporativa de la misma.

El tipo, para celebrar la firma de un convenio colectivo o cualquier otra cosa que se le ocurriese, solía llevarse a toda una comitiva, alrededor de quince personas o más, a pasar el día en Sanlúcar de Barrameda entre langostinos, manzanilla y lo que se terciase, todo con cargo al incansable trocito de plástico.

Es lo que se conoce como tirar de Visa, que ya se sabe lo que impresiona y distingue pedir la cuenta y lucir la oro en los finos y elegantes negocios de restauración a la luz de la costa de Cádiz, sobre todo cuando la cuenta a la que va adosada no es la tuya, sino una provista con dinero público pagado por todos los ciudadanos. Se comprende que ésta es una forma menos cansina de servir a la ciudad y no la del cargo público abnegado y austero, cuya máxima obstinación es el bien público sin más.

Cuando la empresa tiro de números, tomaron una inflexible decisión: a partir de entonces dejó de existir la ya famosa Visa Oro cuya titularidad le había salido por un ojo de la cara y alguna que otra parte innombrable del cuerpo.

Hay quien afirma, una mala lengua seguro, que el tipo alguna vez llegó incluso a pedirle a cada uno de los componentes de estos homenajes la parte alícuota de lo que costaba el festín, después pagaba con la Visa Oro corporativa y luego si te vi ni me acuerdo. Seguramente lo hacía por la comodidad de ahorrarse la propina.

Esta anécdota viene a colación de mi incomprensión absoluta de la figura de la Visa corporativa en las empresas públicas. En estos casos de menester veo mucho más útil la tradicional factura. Lo que en esta tierra se conoce como a aceituna comida, hueso fuera.

Porque esos trocitos de plástico inteligente y de colores llamativos son tan tentadores para con la ancestral fragilidad de la condición humana, que le da a uno por irse a Vietnam o gastarse treinta mil euros utilizándola a todo trapo y luego se te olvida devolverlos.

Por lo que yo sé, Arizaga es más de El Toboso y de pagar a escote. Algo es algo, aunque no siempre diga toda la verdad.



1 comentario:

Anónimo dijo...

Y degenerando , degenerando... tras 26 años mamáaando, ésta democracia va camino de una perversión total de los principios basicos de la decencia, del pudor, la honradez y la etica. Eso sí, mientras llegamos a eso, de camino antes nos pasamos por estas formas , estas maneras de los nuevos señoritos del REGIMEN AMDALUZ. Nada que envidiarles a los de antaño.

Que mucho, señalar la paja en ojo ajeno, pero negaos absolutos en verse la traviesa ferrotranviaria en el suyo propio. Eso sí... con mucho talante y nunca dejaremos atras a las clases más desfavorecidas. Como bien se encarga la publicidad de la Junta de decirnos.

! ÉZTO, EZTAAÁ DE LUJOO..." LOS LANGOSTINOS DE SANLUCAR , CLARO ESTÁ.

SALUDOS JACK