Una campaña electoral es como un largo paseo hacia la conciencia de los electores. Existen algunos factores determinantes para su éxito final, como el nivel de conocimiento de los candidatos y otros muchos que resultaría prolífico enumerar aquí. Todas tienen un punto de partida y una meta final, que se cruza cuando los ciudadanos acuden a las urnas a depositar su voto.
En el caso de Sevilla, los puntos de partida de cada uno de los candidatos son radicalmente distintos entre sí. El candidato del Partido Popular, Juan Ignacio Zoido viene de un arduo trabajo de cuatro años de oposición hecho a conciencia y pateándose cada rincón de la ciudad. El candidato por Izquierda Unida, Antonio Rodrigo Torrijos, parte de cuatro años en el poder a causa del pacto de gobierno con el PSOE, lo que le ha otorgado un nivel de conocimiento muy elevado.
Por el contrario, las candidatas del Partido Andalucista, Pilar González, y de UPyD, Isabel Ceballos, parten casi del mismo punto de partida; un nivel de conocimiento muy bajo y sin apenas eco mediático para sus propuestas. Desde parecido lugar en cuanto a conocimiento arranca el candidato socialista, Juan Espadas, aunque con un recorrido previo de gestión en cargos de la Junta de Andalucía que le otorgan un cierto grado de experiencia.
Sin embargo, el caso de Espadas cuenta con una característica que lo hace único en estas elecciones: ha de gestionar con sabiduría la herencia del actual alcalde y compañero de partido, Alfredo Sánchez Monteseirín. Esto le obliga no sólo a aportar sus propias propuestas, también a apartar la paja del grano de lo que ha significado el mandato más largo de un alcalde en la historia democrática de la ciudad.
Gestionar un legado político no siempre es fácil, máxime cuando se trata de uno tan prolongado en el tiempo y tan expuesto a la polémica como ha sido el de Monteseirín. Espadas sabía de partida que se vería obligado a hacer esta operación de despiece y de que lo haga con cierto grado de credibilidad dependen buena parte de sus posibilidades de lograr la alcaldía.
El testamento político del actual alcalde tiene sus zonas de luz y otras de sombra, o de bastante sombra. Uno de los barómetros para calibrarlo es el grado de aceptación que tiene la ciudadanía de sus proyectos estrella y mediante las alusiones a los mismos que el candidato hace se puede obtener un conocimiento bastante cercano sobre la manera de éste de gestionar dicho valor.
Para hacer una valoración de este aspecto decisivo de la campaña de Espadas vamos a utilizar dos recientes sondeos en los que se les ha pedido a los ciudadanos la opinión sobre los proyectos más emblemáticos de la era Monteseirín.
Uno es el Barómetro Socioeconómico de la Fundación Antares correspondiente a enero de 2011, elaborado por el Centro Andaluz de Prospectiva (CANP), del que se hizo eco en su día el diario ABC de Sevilla. El otro, más reciente, es el que ha elaborado hace unos días la empresa Commentia para el Diario de Sevilla.
El caso más curioso se produce con el denominado Plan Centro. Mientras en el Barómetro, allá por enero, obtenía una puntuación de 4,30 sobre diez, en la muestra de Commentia, dos meses después de su implantación, obtiene la aprobación del 51,5% de los ciudadanos y el rechazo del 43,3%. Se da la circunstancia de que el 37,3% de los censados en el casco histórico votantes del Partido Popular también lo aprueban, a pesar de que Zoido ha prometido que su derogación será la primera medida que tomará si es alcalde. Hasta el propio alcalde se ha mostrado sorprendido por esta evolución de la opinión pública sevillana.
Espadas ha defendido la idea como buena, aunque ha matizado que hará modificaciones para mejorarla. Las rectricciones al tráfico rodado en el centro de la ciudad entran dentro de su modelo de movilidad urbana, pero ofreciendo ciertas facilidades a la hora de tramitar los permisos y, probablemente, modificando alguno de los aspectos que más rechazo ciudadano ha provocado para mejorarlo.
El proyecto de la era anterior que saca peor nota de todos es el Metropol-Parasol, más conocido por las “setas” de La Encarnación, que según en el sondeo de Commentia es valorado de forma “negativa” por un 67,4% de los encuestados y “muy negativa” por el 48,9%. En el barómetro, las setas obtuvieron una puntuación de 3,59 sobre diez. Los motivos de tan baja valoración se achacan a su elevado coste y a elementos estéticos que no acaban de ser aceptados por ciertas esferas de la ciudad. El alcalde, en un post en su blog, ha asegurado que con este proyecto ocurrirá algo parecido que con el Plan Centro una vez que esté concluido y en funcionamiento.
Es en la gestión hereditaria de este proyecto donde Espadas ha mostrado más dudas. Tanto en la entrevista que se le realizó en este blog como en sus declaraciones ante los medios, ha reconocido que se han cometido errores en la gestión, pero que sin duda hay que concluirlo dada la inversión que ha realizado la ciudad. Siempre aduce que el momento de afrontar un proyecto así no es el mismo en tiempos de crisis, como ahora, que en tiempos de bonanza económica, como cuando se aprobó.
Los Carriles-Bici son uno de los proyectos mejor valorados, obteniendo un 69,9% de aprobación entre la ciudadanía y un 6,77 sobre diez. En este aspecto hay que resaltar que el Metro obtiene un 7,28, el Metrocentro un 6,76 y el peor valorado es el autobús de Tussam con un 5,6, ya que 6 de cada diez ciudadanos rechaza la supresión de líneas llevada a cabo por la empresa
En este bloque, Espadas ha reivindicado el carril bici, que según él hay que potenciar y mejorar, y ha reconocido la mala gestión llevada a cabo en Tussam, especialmente en lo referente a su situación financiera, asegurando que tiene un plan de viabilidad que garantice la titularidad pública de la misma y el nivel de calidad del servicio. Los actuales dirigentes de la compañía, como es obvio, están radicalmente en contra de dichas propuestas y aprovechan cada ocasión que se les presenta para zancadillearlas.
El sobresaliente, o casi, se lo lleva la restauración de la Plaza de España, que alcanza una valoración de 8,9. Y las peatonalizaciones aprueban con un 5,5 casi raspado. Ambos han sido reivindicados con firmeza por el candidato y, en el segundo caso, asumido como parte de su programa el llevarlas a los barrios como puntal de su proyecto para cohesionar la ciudad.
También aprueban con nota los pasos soterrados de la Avenida de la Palmera y la Ronda del Tamarguillo, con un 6,33 y 6,44 respectivamente. Mientras suspenden los sentidos únicos de la Ronda histórica, con un 4,8, y el de Luis Montoto, con un 4,49. Todos ellos asumidos casi sin objeciones por el candidato.
En el caso de la Torre Pelli, con un 4,8, Espadas ha mantenido que es un proyecto con un proceso de financiación externo cuyos aspectos estéticos han creado una polémica en la que no quiere entrar. Sin embargo, ha reconocido que, de tener que ser aprobado en los tiempos de crisis que nos azotan, al igual que las “setas”, él probablemente no los acometería.
Hasta aquí lo referente a lo que piensan los sevillanos sobre la herencia de la era Monteseirín y la gestión que de dicho legado está efectuando hasta el momento su heredero natural.
Sin embargo, se derivan otros datos de ambas encuestas que tendrán un papel importante que jugar en el resultado electoral. Uno de ellos es que, según la encuesta de Commentia, el 57,9% están satisfechos con el nivel de vida en Sevilla. Según el barómetro, el 38,6% cree que Sevilla ha mejorado, frente al 33,4% que piensa lo contrario. El otro, y más importante si cabe, es el alto porcentaje de indecisos, 25,2%, que todavía no tienen decidido la opción a la que van a votar.
De cómo se interpreten estos datos y, sobre todo, de la capacidad de los candidatos para romperlos depende una parte muy importante del resultado final. Sobre todo cuando hoy estamos a tres meses exactos de la cita electoral todavía.
2 comentarios:
Olá fascinante este blog está bem desenvolvido.........Boa pinta :/
Adorei faz mais posts deste modo !
Me gusta el deasrrollo del tema pero... dónde está Jack? Busco a Jack...
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