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25 agosto 2015

Tres Barrios-Amate de nuevo marginado

El pasado mes de noviembre, durante el intento de paralización de un desahucio por parte de integrante de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) de Sevilla en el barrio de Las Candelarias, me encontré a Salvador Muñiz, presidente de la Asociación de Vecino de Tres Barrios-Amate.

El lunes empezamos el reparto de 15.000 kilos de alimentos. —me dijo— En lo que va de año llevamos repartidos más de 50.000. No es una tarea que nos corresponda, pero alguien lo tiene que hacer, porque en el barrio hay mucha gente desesperada.

Salvador es un tipo que ha echado los dientes en aquellas calles. Presume de conocerse el barrio al dedillo desde sus inicios, cuando la mayoría de sus habitantes eran trabajadores del pequeño cinturón industrial que lo delimitaba. Tiene unos ojos vivarachos con los que escruta los problemas cotidianos de sus convecinos y un estar inquieto que lo obliga a permanecer en constante movimiento, algo que les muy útil en su quehacer diario. Porque Salvador no tiene otra ocupación en la que emplear su tiempo que preocuparse por mejorar la vida de la gente de Tres Barrios-Amate.

Lo conocí mientras trabajábamos en el reportaje “Tres Barrios: una isla anclada en mitad de Sevilla” que publicamos en sevilla report. Ya por entonces me advirtió que los problemas de la barriada no se solucionaban sólo con el derribo de los viejos bloques y la construcción de otros nuevos. “Hay un problema sociológico que subyace bastante más importante, que tiene que ver con la convivencia”, me decía. Salvador culpaba de ello a la ya legendaria falta de atención por parte de las administraciones públicas a esta zona depauperada de Sevilla.

Meses antes, en febrero, el entonces Alcalde, Juan Ignacio Zoido, había visitado el barrio con motivo de la presentación del proyecto y prometió que para su puesta en marcha se contrataría a personas desempleadas del mismo. No era la primera vez. En 2012, cuando acompañó a la ex ministra Ana Mato en una visita a un lugar cuyo nombre y situación ignoraba hasta entonces, hizo lo mismo.

Hoy, la periodista Ana Sánchez Ameneiro informa en las páginas de Diario de Sevilla que dicha promesa, como tantas otras que se le ha hecho a lo largo de los años a esta zona especialmente castigada de la ciudad, no se ha cumplido. El nuevo Gobierno municipal ha informado que el pliego de condiciones que licitó el Partido Popular “no especificaba medidas sociales por mucho que Zoido fuera prometiendo contratos a la gente”. 

No he tenido oportunidad de comentarlo con Salvador todavía, pero estoy seguro de que no le habrá sorprendido. Si a algo está acostumbrada la gente allí es a que los engañen y a que no cumplan casi nunca las promesas que les hacen. Y eso que Zoido quería que él fuera su hombre en Tres Barrios-Amate en las últimas elecciones.

Sobre la incidencia de dicha circunstancia en un barrio que de por cada 10 parados que tiene la ciudad allí hay 18 poco se puede añadir. Más aún si se tiene en cuenta que la inmensa mayoría de ellos pertenecen a oficios relacionados con la construcción. No es el único desplante al barrio de un Alcalde que en su día presumió de que iba a ser el regidor que acabaría de una vez por todas con los problemas endémicos que asolan a esta zona de Sevilla. También recortó el presupuesto de la Escuela Taller y el del Taller de Empleo de Amate en sus dos primeros años de mandato antes de olvidarse definitivamente de él.

Además, Ameneiro informa de que se están produciendo destrozos y robos en el edificio puente donde se alojan las familias de los bloques que fueron demolidos. Vecinos consultados achacan el problema a “cinco o seis familias que no saben convivir” y a que la Administración local “no hace el seguimiento social que se prometió” y a la actitud pasiva de Emvisesa . Precisamente aquello sobre lo que ya alertaba Salvador Muñiz en 2014. Algo en lo que también incidió entonces José María Segura, de la ONG Doukonia, cuando advirtió de la existencia de “un importante problema de fondo a nivel cultural y sociológico que no es el de las viviendas, ni mucho menos”. Nadie los escuchó, ni entonces ni ahora.

La parcela donde se ubicarán las nuevas viviendas está a día de hoy abandonada a su suerte y sin actividad alguna. El nuevo Alcalde, Juan Espadas, se ha comprometido a reconducir la situación. Todos lo hacen cuando llegan al sillón, mientras que los vecinos que lo sufren no paran de quejarse de que lo falta es voluntad política para atajar de una vez los problemas. Ahí está si no el Plan Integral que se aprobó en la era Montesirín y que está durmiendo el sueño de los justos desde entonces.

Mientras tanto el nutrido enjambre de entidades sociales que allí laboran siguen luchando a la desesperada contra la progresiva degradación de un barrio emblemático agrupados en la Plataforma Cívica Tres Barrios-Amate. No nos engañemos, son ellos con su abnegada labor diaria quienes evitan el “estallido social” —como nos aseguró en su día Julio Prieto, psicólogo de la Asociación DESAL, que lleva más de 20 años dedicada a la prevención de las drogodependencias y a la atención del toxicómano en la zona— y se rebelan ante la perpetua agonía a la que los condena el olvido permanente de las administraciones públicas.

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