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09 julio 2015

Palestina devastada un año después de la última guerra



Ha transcurrido una año tras los 51 días de guerra que asolaron la Franja de Gaza. Centenares de palestinos con terribles heridas fruto de los ataques israelíes aún llenan las salas de espera de los hospitales de Médicos Sin Fronteras (MSF) para acceder a complejas cirugías reconstructivas y a rehabilitación. 

Según informa la organización médico humanitaria en un comunicado, “el continuo bloqueo impuesto a la Franja de Gaza” hace parecer que “ese último episodio de derramamiento de sangre israelí-palestino hubiera tenido lugar ayer”. Tras los 20 años que lleva prestando atención médica en Gaza y Cisjordania, MSF denuncia “más que nunca” que “el sufrimiento infligido por la ocupación y bloqueo israelí se ha convertido en algo normal” y que “solo el fin de esa ocupación y del bloqueo puede poner fin al sufrimiento de los palestinos”.

Guerra, bloqueo y destrucción

El coste humano de la última guerra en la Franja de Gaza ha sido estremecedor. Más de 2.200 personas murieron y más de 11.000 resultaron heridas, entre ellas 7.000 mujeres y niños. 

Erwan Grillon, coordinador general de MSF en Gaza y Cisjordania afirma que "los niños de menos de ocho años en Gaza no conocen nada más que el bloqueo” y que ya han vivido cuatro ofensivas, “dos de ellas totalmente devastadoras y que acabaron, de forma indiscriminada, con muchas vidas. La mayoría de los pacientes que aún requieren cirugía y fisioterapia por los efectos de la guerra son menores de 18 anos".

En las clínicas de MSF, los palestinos que aún afrontan complicaciones de sus heridas fruto de la guerra se acumulan junto a gazatíes —en general niños y jóvenes— que “han sufrido quemaduras en accidentes domésticos consecuencia de tener que vivir en viviendas improvisadas o en mal estado”. Más de 12.000 casas y 70 hospitales y centros de salud han sido dañados o totalmente destruidos durante la guerra.

El bloqueo militar israelí de la Franja “sigue privando a este territorio de suministros esenciales” que incluyen material de construcción para volver a levantar algunos de los barrios que han sido reducidos a ruinas por las fuerzas militares israelíes. Israel ha impuesto “severas restricciones para el cemento y otros materiales de construcción que se consideran de doble uso porque podrían servir para elaborar armas”. Como resultado, muy pocas casas han podido ser reconstruidas en la Franja.

Grillon explica que "las condiciones de vida siguen deteriorándose" y que en la clínica de cuidados postoperatorios en Gaza “la mayoría de los pacientes han sido tratados por quemaduras fruto de explosiones causadas por el uso de estufas o por accidentes de cocina en viviendas dañadas por el conflicto”. El 60 % de los atendidos eran niños.

A consecuencia del bloqueo, la población “aún vive en condiciones de inseguridad y depende casi por completo de la ayuda exterior”. El desempleo es mayor que nunca (más del 40% en total y más del 60% entre los jóvenes) y ocho de cada diez gazatíes dependen, al menos parcialmente, de la ayuda humanitaria.

Terror y ansiedad

Mientras la devastación de la guerra en Gaza y el actual bloqueo de la Franja han captado la mayor parte de la atención internacional, la ocupación de Cisjordania muestra “otra forma de opresión que también tiene consecuencias generalizadas sobre la salud pública”. 

La población palestina de Cisjordania “es objeto de humillaciones y amenazas a diario”. Tanto los asentamientos, como los caminos segregados, los puestos de control y el despliegue militar “hacen que los palestinos solo puedan habitar menos del 40% del territorio de Cisjordania”. 

Los programas de salud mental de MSF atienden a pacientes que sufren desórdenes psicológicos como resultado de “haber sido objeto de un acoso continuado”. También como consecuencia de “la violencia frecuente e impune” de los colonos contra individuos y propiedades, “incursiones nocturnas” de las fuerzas de seguridad y de “detenciones administrativas” y otros actos similares.

Grillon dice que las historias que cuentan sus equipos son tales que “bastaría con explicarlas para que se conviertan en una denuncia". "A diario vemos pacientes, una tercera parte de ellos menores de 13 años, en un estado constante de terror y ansiedad por las incursiones nocturnas de los soldados israelíes y los ataques por parte de los colonos. Hemos estado tratando a las mismas familias que presentan los mismos síntomas durante una década. Nada ha cambiado", lamenta.

Un ciclo de violencia sin fin

Como resultado directo de la continuación de la ocupación y del bloqueo y del total fracaso de cualquier proceso político, la población palestina en la Franja de Gaza y Cisjordania “está atrapada en un ciclo de violencia sin fin que debe ser abordado de inmediato y con franqueza”. 

Las medidas tomadas por Israel en nombre de su seguridad “deben ser analizadas en términos de sus efectos humanitarios” en opinión de MSF. Los gobiernos e instituciones internacionales que de forma tácita o explícita dan apoyo esas políticas “deben considerar el coste humano de sus acciones, a la vista de la innegable devastación que han provocado”.

Mego Terzian, presidente de MSF en Francia, subraya que "tratar de crear una equivalencia falsa en términos de responsabilidad sobre la actual situación de Cisjordania y Gaza simplemente esconde la realidad de la carga por la violencia en los Territorios Ocupados Palestinos". "Al usar la retórica de la auto-defensa para confiscar territorio y mantener una cruel ocupación, Israel y los países que lo apoyan han intentado codificar un sistema que está maltratando a los palestinos día tras día, asfixiando la vida y la esperanza, y garantizando más de lo mismo para el futuro", añade.

1 comentario:

Mark de Zabaleta dijo...

Realmente lamentable...