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16 febrero 2015

La Sareb quiere desalojar el CSOA Andanza



En estos días se cumple un año desde que se hizo pública la ocupación por un grupo de activista sociales del edificio de la antigua Sala Endanza en la calle San Luis de la ciudad de Sevilla. La ocupación se había producido tres semanas antes con el propósito de convertirse en un espacio para las actividades culturales, sociales y políticas del barrio que no tienen cabida en otros lugares. Ahora la SAREB pretende desalojarlo.

Así nació el Centro Social Ocupado y Autogestionado Andanza, que se ha convertido en tan corto espacio de tiempo en un punto de encuentro para los colectivos y movimientos sociales que luchan contra las políticas de austeridad y recortes sociales.

El edificio en principio era propiedad del Marqués de la Motilla y luego pasó a manos de Dexter&Celler, una inmobiliaria que pretendía construir viviendas de lujo y aparcamientos subterráneos. La operación fracasó de manera estrepitosa y la entidad bancaria que la financió, el Banco de Extremadura, se hizo con la propiedad del lugar. 

Con posterioridad la entidad financiera quebró y tuvo que ser rescatada con dinero público. El edificio pasó a ser propiedad de la SAREB (Sociedad de Gestión de Activos procedentes de la Reestructuración Bancaria) que pretende ahora vaciar un espacio que ha recuperado la vida tras años de abandono.

Sus ocupantes han construido un proyecto para el empoderamiento popular desde la autogestión y la horizontalidad. En un año han conseguido convertirlo en un punto de encuentro para todas aquellas asociaciones vecinales que reclaman un barrio más habitable.

La SAREB, que se sepa, no tiene otra finalidad para el espacio que devolverlo al estado de abandono y deterioro que tuvo desde 2007 hasta su ocupación, a pesar de que el PGOU obliga a que su uso sea el de equipamiento cultural y zona verde, algo que se lleva años incumpliendo. 

Todo ello en un marco incomparable, la zona Norte del Casco Histórico de la ciudad. Un lugar tradicionalmente olvidado de las autoridades que se convirtió en territorio de los movimientos sociales de Sevilla y que desde poco antes de la Expo 92 hasta hoy ha sido presa de un especulación urbanística desmedida que ha transformado el paisaje del barrio y su tejido social.

Tal y como contamos mi compañero Jesús Rodríguez y quien escribe en este extenso y profundo reportaje, el vasto espacio que conforma el Casco Histórico Norte ha sufrido la metamorfosis de núcleo obrero a barrio de estética moderna y clases medias en pocos años. La población de origen humilde que lo ocupó durante siglos se vio desplazada, cuando no abandonada en plena calle, a causa de la avaricia urbanística y de un inhumano proceso de gentrificación.

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