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16 junio 2014

El vuelo de ave fénix de un conductor de Tussam

Juan Tiene mujer y dos hijos. Lleva más de quince años trabajando en Tussam y es un compañero ejemplar. Su comportamiento en la empresa siempre ha sido intachable. Todo el que lo conoce lo sabe.

El día 5 de junio tuvo la desgracia de atropellar a una joven durante su trabajo. Le hicieron las pruebas pertinentes y dio positivo en cocaína en el “drogotest” que le hizo in situ la policía local. Desde un principio Juan negó rotundamente haber tomado nada. Su única y mayor preocupación en todo momento fue el estado en que se encontraba la chica. Cuando le tomaron la muestra de saliva y la policía local concluyó el atestado, Juan pidió someterse de manera voluntaria a una prueba de sangre. Lo trasladaron al virgen del Rocío y se la hicieron sobre la marcha. 

Alguien de los que intervinieron en el atestado filtró después la noticia a los medios de comunicación y el hecho no tardó en inundar las redes sociales con todo tipo de comentarios vejatorios sobre su persona y sobre el resto de conductores de Tussam. A Juan lo lincharon en los medios de una manera inhumana, sobre todo esa manada de paletos que se dedican a volcar su ira en los comentarios. No le dieron ni una sola oportunidad para defender su inocencia. 

La empresa tuvo que retirarlo de su trabajo, conducir autobuses, cuando ni siquiera la policía lo había multado ni le había retirado el carnet. El linchamiento de Juan ha sido tan cruel y tan extendido en el tiempo que si no fuera porque conozco la entereza que siempre ha demostrado, no lo hubiese creído capaz de resistirlo. Su familia lo ha pasado realmente mal durante este tiempo. Pero Juan ha resistido y siempre ha defendido a capa y espada su inocencia. 

Esta mañana estaba con él a las puertas del Juzgado de Instrucción Número 6 de Sevilla, el que dirige la Jueza Mercedes Alaya. Acompañado de su abogada, Juan se ha interesado por su caso y el funcionario nos dio la gran noticia. La prueba de sangre de Juan demuestra que ha dicho en todo momento la verdad. No se han encontrado restos de ninguna sustancia estupefaciente. La alegría de Juan se le subió a los ojos y todos los amigos y compañeros que allí estábamos lo abrazamos y le dimos la enhorabuena. La exclusiva la he dado desde el Twitter de sevilla report. Todavía falta el resultado de la prueba de saliva, pero estoy seguro que será el mismo.

Juan ha recuperado su honorabilidad porque nunca dejó de creer en ella y de defenderla contra viento y marea. Los bestias, los animales, los energúmenos que se dedicaron durante días a insultarlo en los comentarios de los medios de comunicación de la ciudad desde el más vil anonimato jamás recuperarán el honor y la condición de personas, porque nunca la han tenido. Puede que incluso algún día, por las vueltas que da la vida, alguien les dé una buena ración de su propia medicina. 

El que filtró la noticia debería reflexionar sobre las consecuencias que acarrean este tipo de casos. La prensa lo devora todo, somos las personas quienes tenemos que discernir que no cualquier cosa vale para rellenar una hoja de papel. Sobre los titulares y la forma de tratar la información en los medios sólo una cosa: nada nuevo bajo el sol. Juan hoy está orgulloso de cómo ha actuado en todo momento, de su familia, de sus compañeros. Yo lo estoy de que sea mi amigo.

4 comentarios:

Jose Antonio Salido dijo...

Comparto tu postura y te honra. La he comentado hoy mismo con el gerente. Toda mi solidaridad. Algo se de linchamientos injustos. Un abrazo

Gregorio Verdugo dijo...

Gracias Jose, lo sé.

Jorge Sotelo Diego dijo...

Estas situaciones deberían hacernos reflexionar sobre la costumbre de los linchamientos espontáneos que realizamos constantemente, sin pausa para la reflexión ni la búsqueda de informaciones alternativas, en las redes sociales veo a gente que al contrario que defender al compañero se decantan por echar espuma por la boca contra otros por haber opinado precipitadamente pero cayendo en el mismo error de ser juez y verdugo.

Gregorio Verdugo dijo...

Comparto íntegramente, Jorge.